La 57ª reunión de la Comisión para el Estatus de la mujer (CSW) ha acabado sin que los estados participantes hayan llegado a un pacto.

En un editorial del New York Times se culpaba al Vaticano, Irán y Rusia de haber puesto obstáculos a la declaración sobre los llamados "derechos reproductivos" de la mujer (incluyendo el aborto), que la ONU lleva tiempo forjando y para el que no logra el respaldo quimérico.

Aunque el rotativo NYT haya intentado vender el punto de vista antiabortista como una lucha de bastantes países, lo seguro es que las pujanzas estaban mucho más igualadas. En un sector, que exigía el aborto como un derecho humano, estaba Estados Unidos y algunos de los países europeos participantes en la Comisión, con Noruega principalmente activa. En el otro sector, además de la Santa Sede, Rusia e Irán (que se oponían por motivos distintos), también había muchos países europeos, pero especialmente latinoamericanos, africanos, asiáticos y de Oriente Medio.

Estados Unidos y algunos países europeos no aceptan que su agenda política, en materia sexual, no sea aplicada en todo el universo.

La reunión se ha ajustado a la prevención del terror contra la mujer. Según la perspectiva de los países y medios de comunicación "progresistas" los países de la "impía alianza", como designa el NYT al grupo de la Santa Sede y otros, han frustrado la posibilidad de avanzar en la defensa de la mujer.

En controversia con el ensayo del New York Times, Stefano Gennarini, líder de una de las organizaciones pro-vida firmantes, explicaba en un artículo que "la razón por la que las negociaciones se han bloqueado en la Comisión no es que la Santa Sede, junto con la mayoría de países de todo el mundo (no solo Rusia e Irán) esté reclamando que las tradiciones y las religiones deben ser tenidas en cuenta en la implantación de las políticas de la ONU.

La verdadera razón es que los Estados Unidos y algunos países europeos, no todos, están obsesionados con la "salud reproductiva y sexual" y los "derechos reproductivos", dos expresiones controvertidas porque se emplean con frecuencia para significar mucho más que una simple planificación familiar". Y aclara: "si las negociaciones vuelven a fracasar [como efectivamente ha sucedido] la culpa será fundamentalmente de estos países, que no aceptan que su agenda política en materia sexual no sea adoptada en el resto del mundo". (Fuente: Aceprensa)

Clemente Ferrer
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