• España tiene un grave problema en el sur, y no es Griñán.
  • Rajoy habla por teléfono con Cameron para intentar romper el círculo zapaterista de negociaciones a tres bandas, con Gibraltar en medio.
  • Pero a Londres le va muy bien como está, al menos mientras España no dé el paso definitivo hacia la confrontación, con el sellado de la verja.
  • Margallo empieza a recular hasta en los controles de acceso.
  • Y en Hacienda no han puesto en marcha ningún plan contra el cachondeo fiscal de los llanitos.
  • Y mientras tanto, los marroquíes alientan los incidentes en Ceuta y Melilla y culpan a España del pederasta Galván.
  • Tanto Londres como Rabat aprovechan las divisiones de la España cainita, con un PSOE empeñado en apoyar todo lo que merme al Gobierno español.

Seguimos sin saber quién es Daniel Galván y quién pidió su indulto. Pero mientras el monarca Mohamed VI, un gran luchador contra la pederastia, no les quepa duda, recibe a las familiares de sus víctimas, el error marroquí se traspasa a España, culpable de todos los males.

Y no deja de llamar la atención que los inmigrantes negros sigan siendo alentados por la policía marroquí a saltar la verja. La estrategia de Rabat está clara: convertir a Ceuta y Melilla en ingobernables como paso previo a la anexión. Ya controlan barrios enteros de las dos plazas africanas, evolucionan hacia el fundamentalismo y utilizan a la inmigración más pobre, la africana, para lanzarla contra la verjas de Ceuta y Melilla. La única solución: militarizar Ceuta y Melilla. Pero Mariano Rajoy (en la imagen junto a David Cameron), siempre cobarde, teme irritar al monarca marroquí.

Vamos con Gibraltar y el conflicto con Reino Unido. Todo empezó cuando el ministro principal de Gibraltar, el socialista Fabián Picardo, comenzó a echar al mar bloques de cemento en un intento por destruir el modo de vida de los pescadores españoles de la zona (no hay pesca en Gibraltar). Son  300 familias de pescadores que viven de eso, de la pesca.

Una agresión en toda regla, con toda la mala fe del mundo, sólo por fastidiar... que sirve para lanzar la correspondiente campaña de victimismo frente al soberbio imperio español.

Al ministro Margallo, como siempre, se le va la fuerza por la boca. Amenaza como poner unas tasas para entrar y salir del Peñón, ralentiza el acceso a la roca, advierte sobre investigaciones fiscales de ese paraíso fiscal y ese nido de defraudadores que es Gibraltar. Pero los controles duran un día y en Hacienda aseguran que no hay ningún plan para perseguir el fraude de los llanitos, que viven en España o en cualquier otro país europeo, y pagan impuestos -o sea, no pagan, en Gibraltar-.

Mientras, Moncloa ha filtrado -mañana del miércoles- que el presidente Rajoy había hablado con su homólogo británico David Cameron, para decirle que consideraba "inaceptable" el vertido de bloques de hormigón en aguas de la Bahía, que Gibraltar asegura son suyas. De tal forma que las aguas jurisdiccionales británicas alrededor de la Roca no guardan la transversalidad habitual respecto a la península -como ocurre en el mundo entero- sino que semejan una bombilla atada a tierra por el istmo del puerto del Peñón.

Esta claro que España tiene un problema en el sur. Todos los problemas, Gibraltar y Ceuta y Melilla. Mejor: Reino Unido y Marruecos.

Y lo peor de ambos problemas es el cainismo español, con una izquierda, tanto PSOE como IU, empeñada, en ambos casos, en criticar al Gobierno en lugar de defender la soberanía española.

Por ahora, lo único que ha conseguido el Gobierno español es que Londres acepte volver a la negociación bilateral. Recuerden que, desde el inefable Miguel Ángel Moratinos, se permitió a Gibraltar participar en dichas negociaciones como el tercero en el diálogo. Pero Londres continúa con la misma técnica: aprovechar el cainismo español para seguir dando pasos adelante.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com