Sr. Director:
Siguiendo la evolución de la política, siendo realistas en imaginar cuánto de oculto hay en ese mundo y dando el justo valor a cada uno de los promotores de la misma, podemos concluir, sin hacer alarde de profetas, quienes han de ser los que consigan ganar los comicios para el Parlamento Español en el año 2012.

 

Naturalmente para superar este ejercicio de adivinanza hemos de rechazar esa idea inculcada al ciudadano, tan generalizada y tan injusta, de que "todos son iguales". ¡No son todos iguales! Unos son tontos y otros son listos; asociando esas palabras a buenos y malos, quijotes y aprovechados, ingenuos y sagaces, respectivamente, podemos deducir quienes son cada uno.

Desearía que cada lector presintiera que ocurriría con las incógnitas aún desconocidas sobre el 11-M, si el PSOE no ganase las elecciones; existiría el riesgo de que se destapara todo o parte de lo que el Gobierno impidió que se descubriera; además se podía llegar a conocer qué es lo que tramó con ETA antes de llegar al poder. A todo ello añadir que la depreciada y degradada sociedad que nos han configurado, bajo la cultura de muerte, de enfrentamiento y división, podría regenerarse todavía y volverse limpia y sana, algo terrible para ellos. Claro que para eso hacía falta que el PP fuera "listo" y no un "maricomplejines".

Ilusos los medios de comunicación, los contertulios de televisión y radio y mucha gente honrada: "El PSOE no va a soltar el poder, cueste lo que cueste". Y lo peor de todo esto es que nos van a endosar a otro inepto y perverso como ZP. Si al menos contásemos con una persona cualificada y leal, podríamos darnos con un canto en los dientes.

Pero deberíamos darnos cuenta de las personas que se barajan para encasquetarnos: el mayor mentiroso del reino, virtud que armoniza con una fina dosis de cinismo, a la vez que domina a la perfección una gran capacidad de embaucar, o a una avezada antiespañola capaz de catalanizarnos con mayor intensidad y rapidez, obtener con su poder más empresas españolas para Cataluña y ofuscar más con el idioma y la patraña al sufrido pueblo catalán.

Pablo Delgado