Se trata de terminar con una lucha que ha desgastado y sobreendeudado a la constructora. Condiciones no negociables. Florentino Pérez se queda fuera del proyecto, así como Chitín del Valle y Pedro López Jiménez y Galán preside y lidera la fusionada. Los Albertos apoyan la operación. Como intermediario, Matías Cortés, el hombre que tumbó a Luis del Rivero y ahora prepara la tumba de Florentino. Al parecer, el tiempo de los constructores apalancados toca a su fin

Como explicábamos en nuestra anterior edición, Rodrigo Rato ha sido un actor principal, aunque entre bambalinas, en la caída de Luis del Rivero y la firma de la paz entre Sacyr y Repsol.

Pues bien, ahora está jugando un papel similar en un paso bien parecido: la paz entre ACS e Iberdrola. ¿Cómo es posible? Mediante una fusión entre ambas compañías. Los hermanos March, principales accionistas de la constructora ACS y, ojo, con el apoyo del segundo accionista, los Albertos, se han cansado de la obcecación de Florentino Pérez por controlar Iberdrola, una obsesión que ha supuesto el sobre-endeudamiento de ACS, así como empantanar muchos recursos en una batalla que ya dura cuatro años y en la que no han conseguido nada.

Pero es que además, los March han encontrado un aliado en Rodrigo Rato. Y es que ACS mantiene un fuerte endeudamiento con Bankia -cercano a los 1.000 millones de euros- al tiempo que es accionista de Iberdrola, con un 6%. Al igual que en Sacyr, Rodrigo Rato no está dispuesto a que una batalla de poder, que se ha convertido en una obsesión personal de Florentino, ponga en dificultades a una empresa que le debe mucho dinero y desestabilice otra de la que posee un 6% del capital.

Y no es posible que ACS venda su paquete de Iberdrola, dado que ACS sufriría una minusvalía importante. Además, Sánchez Galán no está dispuesto. La única salida para escapar del callejón donde les ha metido el presidente del Real Madrid es una fusión Iberdrola-ACS para la creación de una empresa energética y de infraestructuras de primer orden, que se convertiría en el primer conglomerado industrial del país.

Para ello, los March han echado mano del mismo instrumento utilizado por Rato, Carceller y Abelló, para acabar con la obsesión de Luis del Rivero por Repsol: Matías Cortés.

Cortés siempre ha trabajado para Jesús Polanco y para Emilio Botín. Fallecido el editor y desguazada PRISA, sigue prestando servicios a Botín pero ha ampliado su elenco de clientes a los March y al propio Rodrigo Rato, así como a Juan Abelló. Él sería el encargado de pactar los planes de fusión pero para eso ha exigido que se margine a los recalcitrantes: Florentino Pérez, Pedro López Jiménez -ex presidente de Fenosa empeñado en presidir Iberdrola para ACS- y Chitín del Valle, el jurista peleón de Florentino. Ahora bien, a nadie se le oculta que desautorizar a Pérez con una negociación para fusionar Iberdrola y ACS significa marginarle en la propia constructora, algo impensable dos años atrás... y que es lo que está ocurriendo ahora mismo.

Por su parte, Ignacio Galán, la clave de todo el proyecto, no tiene inconveniente en ampliar su perímetro con ACS. Tuvo sus diferencias con los March en Airtel pero sabe que la única condición no negociable es que la empresa resultante estaría presidida y liderada por él. Además los March son rentistas, no les gusta nada gestionar.

Tras la caída de Luis del Rivero y la pre-caída de Florentino Pérez, todo parece indicar que el tiempo de los constructores hiperapalancados toca a su fin. Con la crisis, la deuda no es que pese, es que se convierte en una losa imposible de sobrellevar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com