Sr. Director:
La evidencia sólo pierde ante la injusticia. Xavi Hernández e Iniesta  se han quedado a las puertas de ganar el balón de oro que ofrece la revista France Football ante el asombro inclusive del triunfador de la noche.

 

Su compañero de equipo Leo Messi, ganador también del pasado año, ha sido proclamado vencedor de dicho, y desde ayer entredicho, trofeo por delante del albaceteño y del de Terrasa respectivamente. Cuando todo el mundo dudaba ante la difícil disyuntiva entre los dos canteranos españoles del FC Barcelona, el sucio jarro de agua fría al escuchar el nombre del astro argentino cayó dejando boquiabierta y congelada la ilusión del fútbol español. No hay duda que la elección del mejor jugador del año 2010 era complicada pero la decisión tomada es sin lugar a dudas una tomadura de pelo para el deporte español y para el fútbol mundial al descartar como vencedor a dos jugadores que han dirigido magistralmente la selección campeona del mundo y que además han acariciado y tocado el balón como los ángeles para hacérselo llegar a quien sí ha sido el elegido, ya dicen que el trabajo en silencio no siempre se reconoce y que para que uno suba se necesitan dos apoyos.

Quizás como todo en la vida tenga un motivo aunque no una explicación, pero aunque ésta esté muy pensada no tendrá la suficiente coherencia como para convencer a cualquier ser que esté abonado al subjetivo arte de la objetividad. ¿Cual será el objetivo del resultado de la rifa de la FIFA? El negocio es lo primero y el mercadeo prevalece ante la transparencia y evidencia humana, desgraciadamente. Demos un merecido balón de abrazos a Xavi e Iniesta y un saco de sublimes balonazos a la FIFA que con esta accidental y bochornosa decisión les ha catapultado a la par como los dos pares de botas más luchadoras y sencillas que ha dado el fútbol.

Este balón de oro no brilla, ni lo hará, en las manos de Leo por no sentirse realmente ni él mismo el verdadero vencedor y por tener un baño de falta de respeto. La vida es sabia, el hombre es quien se empeña en dar soluciones equivocadas. Oro parecía, plátano es

Oscar Molero Espinosa