El presidente del BBVA exige el nombramiento como responsable económico de un Gobierno Rajoy

 

Y si no, no le deja a Rodrigo Rato el mando en el futuro BBVA-Bankia. Ya está formando su equipo. Rebelión en Génova: ¿un banquero millonario para un país con un 20% de paro? Sus defensores alegan que los mercados aplaudirían. Luis de Guindos pierde puntos, mientras sube Fernando Bécquer.

Si no fuera porque Francisco Camps absorbe todos los comentarios, el nombre más citado en la sede central del Partido Popular, madrileña calle Génova, sería Francisco González, presidente del BBVA. Como adelantara Hispanidad, a día de hoy, FG es el candidato mejor situado para convertirse en el futuro vicepresidente económico del PP, en un Gobierno de Mariano Rajoy con quien, en efecto, tiene buena sintonía.

Pero es que él, además, ya prepara el ajuar. Desde su intervención de junio en la Universidad Menéndez Pelayo, ante el ministro de Fomento, Pepe Blanco, a FG le atrae mucho más hablar de mercados financieros y de las necesarias reformas que precisa el país -síntoma inequívoco de su anhelo- que del negocio bancario, acerca del cual le basta con recordar que el BBVA es el mejor.

El mismo tono mantuvo en la reciente entrevista que concedió al diario El Mundo. El mensaje es muy sencillo: la economía española precisa un golpe de timón y yo soy un timonel de primera, el que conoce los mercados como nadie.No sólo eso, sino que desea formar su equipo en la sombra. Por ejemplo, se dispone a recuperar a José Ignacio Wert, hoy presidente de Sofres (¡Qué peligro, Miquelarena!), el demoscópico, a quien ya contrató -bueno él no, el BBVA- cuando trabajaba para que Rodrigo Rato volviera a la política española. Ahora es su turno.

Y también persigue a Olga Cuenca (de Llorente y Cuenca) a quien ya quisiera fichar como su hombre de imagen en el BBVA.

En el PP han montado en cólera: ¿un banquero, con el 15-M bramando en Lavapiés, para dirigir la política económica de un país con desempleo del 20%? Además, supuesto y no dimitido que FG haya renunciado a su blindaje -dijo que lo haría cuando superara los 80 millones de euros y así se lo reclamó Rajoy para que no le sacaran los colores- une una pensión que supera los -otros- 80 millones de euros.

Pero FG insiste: ofrece jubilarse en la política como prócer de la patria y dejarle libre la Presidencia de Rodrigo Rato para una fusión BBVA-Bankia que, sí, supondría la fusión entre un banco muy capitalizado con otro que precisa capital. Y Rodrigo Rato, de paso, dejaría de ser una amenaza para Mariano Rajoy. FG sería un banquero que se jubilaría como político; Rato, un político que se jubilaría como banquero. Rato, además, abandonaría para siempre jamás la tentación de crear un macroministerio de Exteriores-Economía, otra idea formidable surgida de las fértiles células grises de los pensadores del PP (que sí, que los hay). Todos felices. El primero, Mariano. Aunque el estilo es el hombre y ya saben que FG es el único banquero que se negó a comprar acciones de Bankia cuando todos los demás atendieron a la petición de la vicepresidenta Elena Salgado y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Los argumentos de FG pesan. No cabe duda de que ha hecho buena tarea en el BBVA o ha sabido buscar a quien se la haga. Por eso han perdido peso las opciones de Luis de Guindos, de Cristóbal Montoro -cada día más cabreado con el aparato- y del director general de Iberdrola, Fernando Bécquer, compañero de colegio de Mariano Rajoy y ex consejero de Economía en León. Bécquer conoce como nadie a Rajoy. Es el mismo que se atrevió a preguntarle: "Oye Mariano, y cuando tú seas presidente del Gobierno, ¿quién mandará en España?". Esa pregunta, no lo nieguen, ya vale, por sí misma, un Ministerio, aunque sea el de Marina.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com