Sr. Director:
Europa tiene hoy "un gran peso" en el mundo, "tanto económico, como cultural…, pero debe encontrar todavía su identidad para poder hablar y actuar según su responsabilidad".

La frase no es de ninguno de los líderes que habitualmente se reúnen en Bruselas, sino del Papa. El futuro de Europa es una de las grandes preocupaciones para la Iglesia, aunque a la inversa, la salud espiritual de los europeos debería ser motivo de preocupación para quienes se consideran europeístas…

No es casualidad que, mientras en el Sínodo de los obispos se habló de la nueva evangelización, en Bruselas se estaba abordando la propia supervivencia de la Unión Europea, como viene sucediendo últimamente en cada Cumbre europea.

Benedicto XVI, en un documental que pudieron ver los padres sinodales, se lamentaba del devenir materialista de una Europa que se ha ufanado de su progreso y ha renegado de su historia y tradiciones. Ese modelo ha fracasado.

No se trata sólo de la crisis económica, que ha golpeado a los distintos países de manera desigual. Todo el continente afronta la terrible amenaza del envejecimiento de la población, que está haciendo inviable el modelo social europeo.

Jesús Domingo Martínez