El presidente alcanzó el karma en plena entrevista televisiva y exhaló: "Escucho a los norteamericanos, oigo constantemente su voz". Se refería, para que nadie se nos pierda, a la voz del pueblo.

Barack Obama, como buen progre, es un entusiasta defensor del derecho a la muerte: aborto y manipulación de embriones, con gran entusiasmo.

El presidente norteamericano no es  pacífico, pero es pacifista. La diferencia entre un pacífico y un pacifista es muy simple: el pacifista es el que no golpea a su vecino pero arma al extraño para que golpee al suyo. Y así, Obama ha promovido la primavera árabe, que consiste en derribar regímenes autoritarios .a sangre y fuego, por cierto- para instaurar en su lugar verdaderas tiranías fundamentalistas. Es lógico, entre un progre y un fanático no hay muchas  diferencias. El progre es un fanático de la duda mientras el fanático no alberga duda alguna sobre sí mismo y considera que bien merece la pena abrirle la cabeza al vecino, no por sus principios, sino por los anexos a sus principios. El fanático de un hereje, es decir, un señor que extrae una parte de un credo o de una ideología y la infla hasta olvidar el resto y hasta privar a quien le contradiga del derecho a la palabra. El fanático es aquel que no cree en la rectitud de intención del prójimo. El progresista no cree en la rectitud de intención de cualquiera que esté convencido de algo, de lo que sea.

Como buen progre, Barack Obama odia la libertad, pues considera que consiste en pensar lo que se quiera, no en hacer, libremente, lo que se piensa. Por eso, odia a la familia, esa célula de resistencia a la opresión. El único lugar que el Estado nunca podrá conquistar, aunque lo intente. El Estado se guía por la ley, la familia y el amor. De puertas adentro, el hogar es el reino de la entrega mutua, de puertas afuera es el reino de la contraprestación: tanto aportas, tanto vales. Por eso, el niño no puede sobrevivir fuera del hogar: sólo aporta afecto.

Y claro, si el aborto es la exaltación del homicidio, el matrimonio homosexual y el divorcio exprés se cargan a la familia, basada en el compromiso. El gaymonio representa, además, la renuncia a la procreación. La homosexualidad se desentiende de la pervivencia de la raza humana.

En estos dos puntos, vida y familia, Romney ha rectificado. Su propio partido le ha hecho rectificar. Además, posee a unos líderes republicanos jóvenes que sí creen en la vida y en la familia, empezado por su vicepresidente, Paul Ryan.

Inmigración. Estados Unidos ha sido un país con una espléndida historia de fronteras abiertas, un país de emigrantes. Eso sí, en USA no existe la beneficencia estatal. El inmigrante se tiene que valer por sí mismo desde el primer día. Pues bien, Obama es el arquetipo del progre que vende compasión hacia los inmigrantes pero les cierra las fronteras cuando teme que un aluvión de menesterosos cabree a sus votantes. Es igual, acaba de anunciar –quizás porque estaba escuchando la voz del pueblo, que ha fracasado y los hispanos le han perdonado: le darán otros cuatro años, aunque parecen olvidar que serán los últimos en la Casa Blanca, por lo que hará lo que le venga en gana.

Su rival republicano cogió el toro por los cuernos. A escondidas habló de la necesidad de que las minorías, en concreto los hispanos, deben aprender a seguir el modelo americano de valerse por sí mismos y no malvivir del dinero público, es decir, del dinero de los demás. Los demócratas progres ya han aprovechado para crucificarle. No me gustan las políticas antimigratorias de los republicanos –como cristiano, sólo creo en las fronteras abiertas, pero lo cierto es que el sincero es Romney, y el falsario Obama.

Y qué pasa con la economía. Obama tiene enfrente a un Romney que gana 14 millones de euros al año. Demasiado oiga. Ahora bien, a mí me importa poco que el señor Romney cobre 14 millones de dólares y aún menos que done 4 millones para obras filantrópicas: ¡Dios nos libre de los filántropos! Lo que quiero saber es cómo los consiguió. Y no, no me gusta nada como lo hizo. Lo consiguió con la fórmula del capital-riesgo. Me explico, la bolsa se pervirtió –y los mercados financieros que son los que nos han llevado a la ruina global- cuando el mercado secundario se impuso sobre el primario, es decir, cuando cobró vida autónoma y se dedicó a especular en lugar de apoyar a la economía real.

Con el 'private-equity' ocurre lo mismo. Nació para apoyar a quien formaba una empresa y ahora se ha convertido en destroza-empresas ya instaladas que trocea y vende por partes. Ahora bien, si Romney ha hecho una fortuna no es menos cierto que Obama procede de una familia adinerada -desestructurada pero adinerada- que ha vivido siempre del salario público. El millonario Romney vive de la especulación financiera y el progre Obama es un millonario que vive del erario público.

Total, que Estados Unidos, el gran muro frente a la progresía relativista, se está volviendo progre, así que me temo que Obama ganará las elecciones de noviembre. ¡Que no nos pase nada!