Varias cuestiones. La primera, la más comentada: si se manipula el interbancario de Londres, el libor, o, no digamos nada, el euribor o interbancario de toda la 17 países del euro, donde operan más de 5.000 entidades, los bancos estarán cobrando de más a todo prestatario, por ejemplo, a los tenedores de una hipoteca.

Hasta ahí todo claro y todo muy grave: un engaño que paga, como siempre, el pueblo (perdón la clientela). O dicho de otro modo: pagamos todos la caradura de los bancos.

Hay un segundo problema, quizás de más calado, y hasta un tercero, que camina por la médula de la especulación mundial (perdón, del sistema financiero). Es decir, los derivados sobre los interbancarios.

Pero antes, el segundo problema del escándalo Barclays que, curiosamente, ha llevado a la dimisión del presidente, Marcus Agius, mientras el Ceo mejor pagado de la City londinense, Bob Diamond, responsable directo del desafuero, ha intentado permanecer en su puesto hasta que el cabreo general le ha forzado a dimitir en la mañana del martes. Digo que el segundo problema es que los tipos de interés que se imponen al ciudadano vengan marcado por el tipo al que se prestan los bancos entre sí. Lo lógico sería que no fueran el libor ni el euribor los que marcaran el coste del crédito sino el precio oficial del dinero, es decir el precio al que el Banco de Inglaterra o el Banco Central Europeo prestan dinero a los bancos.

Una sencilla norma bastaría para evitar que los banqueros no decidan el precio de venta del crédito a su libre albedrío y en perjuicio del cliente o para que no manipulen los tipos interbancarios en contra de esos clientes.

Pero aún hay más. Ha sido el comisario de Competencia Joaquín Almunia, quien ha puesto el dedo en la llaga. Por lo de siempre, por la especulación que es la marca de la economía financista en la que vivimos y la causa principal de la crisis. Resulta que, al igual que ocurre con los cortos, los dueños de los mercados, es decir, los fondos, especialmente los fondos buitre, se dedican a manipular el coste del euribor porque han apostado en productos derivados contra el euribor.

Los derivados constituyen la mayor excrecencia de la especulación en los mercados financieros. Estos miserables que trabajan con el dinero de los demás se dedican a apostar sobe la evolución del interbancario, una tarea que no colabora al bien común y que hace crecer la burbuja financista que ha destrozado la economía real.

Solución: la Tasa Tobin, pero no para cualquier operación bancaria (la banca hace muchas cosas que sí favorecen a la economía real), sino contra las operaciones especulativas de bancos y fondos: por ejemplo, un impuesto contra los derivados. Hay que terminar con la especulación financiera a base de impuestos. Y eso que no soy partidario de los impuestos, oiga.

Por cierto, esto de la especulación es pecado anglosajón y calvinista, no de los criticados países mediterráneos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com