• A pesar de toda la campaña de la progresía y de la tibieza del PP, los jueces se empeñan en darle la razón.
  • Ni la Fiscalía ni en el Supremo ven punible su actuación.
  • La asociación anticlerical Preeminencia del Derecho, de José Luis Mazón, ni el grupo PRISA, lanzado en tromba contra Dívar, ni el PSOE, que le nombró, ni Gómez Benítez, el amigo de Garzón, han logrado sus objetivos.
  • No obstante, la campaña de acoso ha sido tan fuerte que ha hecho mella en el acusado, harto ya de todo.
  • El caso Dívar pone en entredicho los juicios paralelos en España.

El abogado José Luis Mazón, de 'Preeminencia del Derecho' es el más famoso comecuras jurista que habita hoy en la piel de toro. No podía faltar a la campaña contra el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar (en la imagen), a pesar de que la primera andanada la llevó a cabo el amigo de Garzón (a quien Mazón también demandó). Mazón ha conseguido pocas victorias aunque sí una: conseguir la condena del juez Fernando Ferrín por intentar garantizar los derechos de una niña adoptada por dos lesbianas. A partir de ahí, Mazón saltó al estrellato y ha sido la sal de muchos platos, casi todos ellos caracterizados por su cristofobia, que ni se preocupa en ocultar.

Pero parece haber pinchado en hueso con Dívar. No sólo la Fiscalía no ve delito alguno en los famosos viajes de Dívar sino que tampoco lo ve el Tribunal Supremo, por un mayoría de once vocales contra cuatro.

Al final, han fracasado tanto el grupo PRISA, que ha lanzado la mayor campaña de caza del hombre con Dívar, ni Gómez Benítez, el amigo de Garzón, ni el PSOE -a Dívar le nombró Zapatero pero Rubalcaba le ha convertido en objetivo político- han conseguido, por el momento, sus objetivos. Sin embargo, el ataque al honor de Dívar ha resultado tan feroz que ha puesto sobre el tapete la costumbre de hacer juicios paralelos en los medios informativos y en los ámbitos políticos. Y sí han conseguido algo: en el ánimo del interesado ha hecho mella la campaña paralela, el boca a boca, quien le calumnia como homosexual y otras calumnias (curioso lo de estos progres entusiastas defensores de la homosexualidad pero, cuando les conviene lo utilizan como arma arrojadiza).

Como ya hemos dicho lo que no toleran muchos de sus atacantes es que Dívar sea un católico practicante que no oculta esa condición. A partir de ahí, vale todo.

Otra curiosidad: a los altos cargos (Dívar es la quinta autoridad. O la segunda, según se quiera mirar) no se les fiscaliza cada gasto sino que se les presupuesta una partida de gastos con unos límites. Que pueden emplear a discreción... para mantener la discreción. En el caso de Dívar ese presupuesto comúnmente aceptado, no se ha admitido.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com