El derecho es una ciencia importante pero hay más. De todas formas, la ley es aquello que los hombres han inventado para paliar la ausencia de entendimiento. Quiero decir que la ley no es la justicia sino su sucedáneo.

Vamos con la ley. El Tribunal Constitucional ha suspendido tanto la consulta y el decreto de convocatoria del referéndum de la Generalitat (con valor jurídico) como la convocatoria de una segunda consulta que resulta que no tiene convocatoria porque legalmente no existe. Es más bien una macroencuesta.

La descristianización de España y de Cataluña está detrás del vacío que pretende llenar la locura soberanista. No creo que lo llene
Ahora bien, como es imposible celebrar la tal macroencuesta sin el impulso de Artur Mas, sin el trabajo de buena parte de sus funcionarios y sin que muchos voluntarios sepan lo que hay que hacer, resulta que la consulta es ilegal, te pongas como te pongas. Y los promotores lo saben.

De entrada en un delito de desobediencia civil. También puede ser un delito de contra el orden público y, finalmente, un delito de sedición contra el orden constitucional, delito penado con entre 8 y 10 años de cárcel y con entre 10 y 15 años de cárcel en el caso de que el delincuente sea una autoridad pública. Y saben que deben dar ejemplo del cumplimiento de la ley. 

Y así continúa la farsa. Rajoy dice que aplica la ley pero no hasta el punto de tensar la cuerda. Porque si realmente  aplicara la ley ya tendría que haber detenido a Artur Mas. El presidente de la Generalitat, en su narcisismo pueril, está deseando que la Guardia Civil venga a esposarle, a ser posible ante las cámaras de televisión.

Rajoy debería dejar de apelar a la ley y apelar al proyecto común de todos los españoles. Lo que ocurre es que el señor Rajoy no cree en nada, tampoco en España. Y el señor Mas debería injuriar al resto de españoles con el siguiente mensaje cada vez menos disimulado: no quiero vivir contigo, españolito, porque hueles fatal.

¿Y todo esto significa algo No, porque la ley es el remedio para evitar males mayores. Y eso suponiendo que la ley sea justa, que no tiene por qué serlo. El problema catalán no es más que un problema de descristianización, no de Cataluña, sino de España entera. Tras prescindir de Cristo, a catalanes y españoles, y me temo que a buena parte del occidente actual, les falta un porqué para vivir, y ya sabemos que cuando falta el porqué es difícil encontrar el cómo. Bueno, se puede encontrar hasta en un proceso independentista, pero no creo que llene una vida.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com