Un más que ilustre ex líder del PP, lo explica así a Hispanidad. El caso Bárcenas ha servido para que todos entren en guerra con todos aunque todos menos uno coinciden en un objetivo: suceder a Rajoy, para lo que es condición previa e ineludible cargarse a Rajoy (en la imagen junto a Cospedal y Santamaría).

Pero es difícil acabar con el líder que ganó por mayoría absoluta, es decir, con quien reparte los cargos. Para eso hay que jugar a perder las elecciones y entonces, ¿quién sabe lo que puede pasar Cuando Esperanza Aguirre pensó en tumbar a don Mariano, don Mariano estaba en la oposición y sin muchas perspectivas de regresar al poder. En plata: estamos jugando a perder en las elecciones.

Ahora vamos con los personajes que quieren suceder a Rajoy, que son todos, porque hace tiempo que el PP dejó de ser una fábrica de ideas para pasar a ser una maquinaria de intereses. Y una maquinaria bien engrasada, claro está. 

Peperos más importantes -porque la lista completa es interminable- que quieren suceder a Rajoy: la primera y más inteligente es Soraya Sáenz de Santamaría. Es lista, así que no quiere saber nada del partido y todo del Gobierno, lo suyo es el terreno institucional, que pisa como nadie.

Dolores de Cospedal, celosa de su poder pero la jefa del Gobierno y discutida en el aparto. ¿Por quién Por Javier Arenas, naturalmente, otro incombustible que lleva tres décadas en política sin decir absolutamente nada.

Gallardón, naturalmente, a quien su naturaleza impele a apartar a todo presidente del Gobierno por la desazón que le produce el viejo aforismo: quiero ser califa en lugar del califa.

Luego hay un grupo de notables que no creen en Mariano, sólo en Aznar, y aún esperan que el líder reverdezca, en persona o en forma de su señora esposa, porque últimamente las dinastías republicanas se están poniendo de moda en el mundo: Kirchner, Clinton y, en breve no lo duden, Michelle Obama.

Y ahora la pregunta del millón: el caso Bárcenas -que tendrá algo de verdad y al mismo tiempo, como todo caso de corrupción- se está exagerando hasta la saciedad. Ha servido para que alguno de esos personajes haga propósito de enmienda y comience, no sólo a abandonar toda sombra de corrupción -es lo de menos- sino a un adarme de coherencia. No hombre no, no sea usted ingenuo. Estamos hablando de la derecha pagana, para la que no existen los principios pero eso sí, los deseos. Lo de los principios es de fundamentalistas; lo de los deseos es de tolerantes.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com