Sr. Director:
El último acto público de Benedicto XVI, antes de dejar de ser Papa el pasado 28 de febrero, fue un epílogo adecuado a la figura de un gigante de la fe. 

Ante 200.000 fieles, sereno, sonriente, extraordinario, el aún Santo Padre resumió su legado, su entrega a la Iglesia y a los católicos en un mensaje conciso que reunió en pocas palabras el magnífico compromiso de quien ha guiado la Barca de Pedro de una manera ejemplar: "No abandono la Cruz. Sigo a su servicio en el recinto de San Pedro".

Su misión es y será la Iglesia hasta el final. Hablando en términos taurinos podemos decir que "ha salido por la puerta grande". Un gran epílogo para una gran obra.

Suso do Madrid