• El pontífice argentino ha generado gran admiración entre los creyentes y los que no lo son, pero le parece ofensivo "pintar al Papa como si fuese una especie de Superman". 
  • En estos doce meses ha destacado por su gran sencillez, su cercanía, su austeridad y su contacto con los pobres y los enfermos.
  • Tiene una buena relación con el Papa emérito, pues "su sabiduría es un don de Dios" y le compara con los abuelos.
  • Respecto a los abusos, "la Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se movió con transparencia y responsabilidad", y sin embargo, "es la única en ser atacada".
  • Crítico con la actual globalización económica porque ya no tiene como centro a la "persona humana, sólo el dinero".

Ha pasado un año desde aquel 13 de marzo de 2013, cuando todos las miradas estaban puestas en la plaza de San Pedro del Vaticano de Roma, tras observar la fumata blanca. Lo que anunciaba que en la quinta votación del segundo día del cónclave, convocado tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, ya había nuevo Papa.

El jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio se presentó al mundo como Francisco I (en la imagen) en el balcón de la basílica, ataviado con una sotana blanca, zapatos negros y un crucifijo, sin los ornamentos de sus predecesores, mostrando así su gran sencillez y humildad.

Desde aquel momento el nuevo pontífice, el número 266 de la Iglesia Católica y el primero hispanoamericano, no ha parado de sorprender al mundo y no solo a los creyentes, ya que también ha generado admiración entre los que no lo son. Por ejemplo, la revista Time lo nombró personaje del año en 2013 y la Rolling Stone también le sacó en su portada en el pasado mes de febrero.

Sin embargo, el Papa Francisco intenta no dar demasiada importancia a su popularidad, es más rechaza que se le idealice y se le convierta en mito "pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal", ha señalado en una entrevista, que ha concedido al periódico italiano Corriere della Sera y al argentino La Nación, con motivo del primer aniversario de su pontificado.

En estos doce meses ha destacado por su gran sencillez, su cercanía, su austeridad y su contacto con los pobres y enfermos. "Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, y andar por las parroquias", ha afirmado en la entrevista. El Papa Francisco rechazó vivir en los apartamentos papales y ocupa una habitación en la residencia de Santa Marta, celebró su 77º cumpleaños con unos mendigos y, aunque algunos afirman que sale de noche del Vaticano para atender a los de Vía Ottaviano, ha aclarado que "jamás se me ocurriría". Además tiene la costumbre de hacer llamadas telefónicas a los que le piden ayuda, "es un servicio. Me sale así. Pero es cierto que ahora no es tan fácil hacerlo, dada la cantidad de gente que me escribe".

Tiene una buena relación con el Papa emérito, Benedicto XVI, "no es una estatua de museo. Es una institución, a la que no estábamos acostumbrados". "Su sabiduría es un don de Dios", ha añadido y le compara con los abuelos, "que con su sabiduría y sus consejos le dan fuerza a la familia y no merecen terminar en una casa de retiro".

Además alaba su valentía, por abrir el camino de la Iglesia contra los abusos a menores,"y siguiendo ese camino la Iglesia avanzó mucho", ha comentado. "La Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se movió con transparencia y responsabilidad", y ha añadido que, sin embargo, "es la única en ser atacada".

La familia también es otro de los temas clave, el Papa Francisco ha señalado que "atraviesa una crisis muy seria", por lo que es necesario un debate a fondo sobre ella dentro de la Iglesia. Respecto a la discusión que suscitó el cardenal Kasper en el consistorio del 20 y 21 de febrero con su presentación, que incluyó el tema de las segundas nupcias, "más me hubiese preocupado que en el consistorio no se desatara una discusión intensa, porque no habría servido de nada". En esta reunión los cardenales presentaron puntos de vista diferentes, "que siempre son enriquecedores", pues al pontífice no le atemoriza el debate abierto, sino que lo busca.

El pontífice, al igual que el santo del que tomó el nombre, ha colocado a los pobres en el centro y ha criticado la globalización, pues "salvó de la miseria a muchas personas, pero condenó a muchas otras a morir de hambre, porque con este sistema económico se vuelve selectiva". Además la actual globalización económica, ya no tiene como centro a la "persona humana, sólo el dinero".

El balance de estos doce meses no puede ser mejor, un hombre sencillo que ha puesto el acento en los que sufren y que se ha puesto manos a la obra para reformar la curia romana y abordar temas que necesitan una reflexión profunda. Sin embargo, al Papa Francisco no le gustan los balances, "yo solo hago balance cada 15 días, con mi confesor", ha explicado. Sin quererlo ha iniciado un gran cambio de aire fresco y apertura de la Institución, a pesar de que hace un año "no tenía ningún proyecto para cambiar la Iglesia", pues no esperaba su nombramiento. Por el momento ha sido menos viajero que sus predecesores, pues solo ha viajado a Río de Janeiro el pasado mes de agosto, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), donde invitó a los jóvenes a "hacer lío e ir contracorriente". Este año visitará Jerusalén a finales de mayo y Corea del Sur a mediados de agosto.

Él solo pide que recemos por él y lo haremos, pues su tarea al frente de la Iglesia no es nada fácil, pero de momento lo está haciendo de manera excelente. Gracias.

Cristina Martín

cristina@hispanidad.com