• Naturalmente, ni José María Castellano ni José Carlos Pla están por la labor.
  • Castellano quiere seguir adelante con su plan de saneamiento con la entrada de fondos americanos en la entidad.
  • Pla quiere mantener la marca CX y reconvertir el banco tutelado por Goirigolzarri.
  • Y ambos se niegan en redondo al troceo.

El pastel que todavía queda de la reestructuración bancaria se lo van a repartir entre los dos grandes bancos: Santander y BBVA. Es más, dentro del sector se afirma que las noticias sobre una segunda petición de rescate bancario por parte del Gobierno provienen de estas dos entidades.

Son, evidentemente, informaciones interesadas, sobre todo porque al Ejecutivo de Mariano Rajoy le espanta la idea de tener que utilizar más dinero europeo -aún hay 59.000 millones de euros disponibles-, sobre todo por la imagen pública que llevaría consigo.

Emilio Botín y Francisco González (ambos en la imagen) lo saben. Y saben que la situación del Gobierno es débil y la suya fuerte: nosotros estamos dispuestos a evitar la petición de más dinero europeo, absorbiendo las entidades nacionalizadas. Pero todo tiene un precio, y el de los dos mayores bancos españoles no es barato, y se concreta, sobre todo, en obtener ayudas públicas.

El reparto sería: Catalunyabanc para el Santander y NCG Banco para el BBVA. La entidad cántabra ya fue a por CX, pero la subasta resultó un fiasco. Por su parte, el banco comandado por FG siempre ha mostrado su interés por crecer en Galicia, donde están viendo, además, que el Santander va viento en popa. La territorial gallega es la que mejor resultados ha obtenido en el último trimestre. Y FG quiere plantarle cara.

Todo esto está muy bien, pero ni José María Castellano (NCG) ni José Carlos Pla (CX) lo apoyan. El primero quiere seguir con su plan de saneamiento con la entrada de cuatro fondos americanos en la entidad, liderados por Guggenheim y con Mediobanca de intermediario. Por su parte, Pla quiere mantener la marca CX, así como reconvertir el banco tutelado por Goirigolzarri.

La entidad catalana es la que más quebrados de cabeza está causando al ministro Guindos. De hecho, tras la fallida subasta, el Ejecutivo no ha tenido muy claro los pasos a seguir. Ahora parece que la solución es trocearla, al menos para reducir su agujero de 3.000 millones de euros que tiene, según fuentes del mercado. Pero, ¿quién va a querer la red de oficinas de CX en Madrid Nadie.

En cualquier caso, tanto Castellano como Pla se niegan en redondo al troceo, ni de NCG ni de CX.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com