Sr. Director:
No el comunista ni el yanqui sino el imperialismo catalán y su persistente deseo de anexionarse las Comunidades Valenciana y Balear.

 

Leo que "El Congreso ha aprobado una propuesta de resolución presentada por ERC en la que se instaba al Gobierno a garantizar que el catalán será lengua vehicular en la enseñanza en la Comunidad Valenciana y Baleares" con los votos de la izquierda y algunos que siempre tienden la mano… para cobrar.

A un observador ignorante de nuestra realidad le pondría la boca como el arco de triunfo comprobar que la propia izquierda valenciana ha respaldado tal atropello; no en balde -lo he denunciado muchas veces- socialistas y comunistas se autodenominan "del País Valenciá", incluyéndose automáticamente en "els paísos catalans", ficción que les hace babear.

Oí años atrás a un filólogo decir: "En mi opinión el único argumento que justifica que una lengua sea considerada como tal es que los hablantes tengan conciencia de que hablan una lengua diferenciada. En el caso de los valencianos desde tiempo inmemorial hemos sentido como nuestra lengua el valenciano. Punto y final".

Dice después que "Ciertamente desde finales de los 60 a esta parte, y con la colaboración entusiástica de la Universistat de València, ciertos autodenominados intelectuales recurriendo a la supuesta autoridad de los filólogos, con la misma falta de rigor intelectual con el que en la Edad Media se zanjaban las disputas aduciendo el principio de la incuestionabilidad de las autoridades (magister dixit, Roma locuta causa finita, etc...) se viene apoyando el dogma de la unitat de la llengua.

Semejante perversión obedece a intereses políticos, pues en el fondo de la argumentación subyace el principio hitleriano "es alemán el que habla alemán", y "Por otra parte, quienes sostienen que deberíamos llamar a nuestra lengua catalán, no le exigirían a un belga de Flandes que llamase al flamenco neerlandés, a pesar de que la identidad entre la lengua hablada por los belgas flamencos y los holandeses está mucho más clara que la que existe entre el catalán y el valenciano. Ni tampoco se les ocurriría pedir a los daneses, noruegos o suecos que en sus respectivas constituciones cambiasen la denominación de su lengua oficial, a pesar de que un noruego, un danés y un sueco, hablando cada uno su lengua se pueden entender perfectamente porque son muy semejantes.

Sin embargo, daneses, noruegos y suecos, sienten su lengua como propia, por eso son lenguas diferentes. En definitiva, obligarnos so capa de argumentos pseudocientíficos a denominar a nuestra lengua catalán es una argucia de quienes tratan de imponernos el imperialismo dels Països Catalans". Sólo me resta urgir al PP que barra la red de "minas antipersona" que el PSOE instaló en la Comunidad Valenciana en forma de funcionariado, especialmente en Educación, antes de ser expulsado en las urnas.

Amparo Tos Boix