• De los 25.000 millones de euros previstos en inversiones en los próximos cinco años, sólo el 15% irán a España y, ojo, contando también Portugal.
  • Y mientras, sigue la sangría de las bajas incentivadas en Endesa.
  • En definitiva, se están cargando la compañía disminuyendo la capacidad de generación.
  • Y todo esto ocurre mientras Solbes, el hombre que entregó Endesa, cobra como consejero de ENEL.

Los números no engañan: Endesa anunció este miércoles que invertirá 600 millones de euros en la Península Ibérica, esto es, en España y Portugal, durante 2014. En otras palabras: va a invertir lo mínimo obligatorio. Y no será por falta de dinero, ya que invertirá un total de 25.000 millones de euros hasta 2018.

El planteamiento de la filial de ENEL es el mismo que el de Iberdrola, con la salvedad de que ésta última invertirá hasta 700 millones de euros en nuestro país -cien euros más-, sin contar Portugal. Además, en España, Endesa es más grande que Iberdrola, con lo que la diferencia es todavía mayor.

No cabe duda de que estamos ante el desmantelamiento de Endesa. No sólo por la falta de inversión sino por la sangría que suponen las bajas incentivadas que se siguen produciendo. Bajas muy generosas, ciertamente, pero que salen muy caras a la compañía y que no van acompañadas de nuevas contrataciones, al menos en España. No en vano, se está italianizando el equipo directivo y el departamento de Administración.

Otra muestra: las amenazas que el consejero delegado de Endesa, Andrea Brentan, lanzó este miércoles al Gobierno español y que se resumen en: o me pagas o cierro las centrales de carbón, de ciclo combinado y, por supuesto, Garoña. Es decir, si no me pagas me marcho.

Y todo esto ocurre mientras el ex ministro de Economía, Pedro Solbes -¿se acuerdan-, el hombre que entregó Endesa, cobra como consejero de ENEL. Y no lo hace mal (lo de cobrar): en 2012 se embolsó nada más y nada menos que 132.000 euros. Claro que forma parte de la estrategia del presidente de Endesa, Borja Prado (en la imagen), que consiste en fichar a ex miembros del Gobierno -Aznar del PP, Salgado y Solbes del Psoe- para mantener ciertas relaciones con el Ejecutivo de turno.

Estrategia que ahora mismo no le está aportando ningún rédito. Este miércoles aseguró que la eléctrica tiene "una buena relación con el Gobierno", pero en un sentido institucional. Falta "un diálogo que sea de trabajo". Traducido: las relaciones de Prado con el Ejecutivo son malas y Rajoy no le apoyaría para presidir Repsol, una de sus aspiraciones para cuando los italianos decidan prescindir definitivamente de sus servicios.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com