Posiblemente nunca hayan visto una película tan original alrededor de la enfermedad de la depresión. Los artífices de la misma son la actriz Jodie Foster (que la dirige y coprotagoniza)  y el actor Mel Gibson.

Walter Black, propietario de una empresa de juguetes, vive sumido en una profunda depresión a la cual no ve salida, tanto es así que incluso intenta el suicidio…En el límite de su desesperación, Walter encuentra en la basura el peluche de un castor y,  a partir de ese momento,  su vida experimenta un giro radical cuando el muñeco se convierte en el modo más eficaz para resolver sus problemas de comunicación con los demás…aunque pronto descubre que  también conlleva  peligros…

Con este drama familiar, intimista, de personajes muy humanos, Jodie Foster da en la diana sobre algunos de los problemas que aquejan a nuestra sociedad: el estrés y la obsesión por el éxito conducen, en muchas ocasiones, a una carrera contrarreloj que depara más insatisfacciones que alegrías. Por ello,  el protagonista de esta historia (agobiado por todo lo que le rodea) encuentra en ese castor de peluche su "alter ego" más atrevido y desinhibido, ése capaz de soltar todo tipo de barbaridades y triunfar en la vida… Por decirlo más cinematográficamente: su yo más oscuro… con el que experimenta los momentos más cómicos y surrealistas pero también los más terroríficos. Un castor, a quien en la versión original pone voz el propio Mel Gibson, quien tiene en este drama  una actuación digna de elogio.

Esta original película escrita por Kyle Killen, que resulta ideal para aquellos que  busquen  cine de calidad, en Estados Unidos es ya uno de esos filmes considerados "malditos". Todo ello debido a que el público norteamericano le ha vuelto la espalda por los acontecimientos sentimentales que han convertido a su protagonista: Mel Gibson en una persona "non grata", debido a sus aireadas peleas con la madre de su hija más pequeña: la cantante rusa Oksana Grigoriev.

Para: Los que quieran contemplar a Mel Gibson en una interpretación magistral