Sr. Director:
El Gobierno autónomo asturiano ha tenido la ocurrencia de renombrar las vacaciones de Navidad y Semana Santa en el calendario escolar.

Al parecer y aunque el disparate haya saltado en estos días a los medios de comunicación, la iniciativa de poner en marcha las vacaciones de invierno y vacaciones del segundo trimestre no supone novedad alguna porque se viene haciendo así en el Boletín Oficial del Principado desde el curso 2007-2008.

En cualquier caso la valoración de fondo es la misma. No es una estéril polémica terminológica.

No es la primera ocasión en que desde el sectarismo ideológico un gobierno intenta borrar a Dios de la vida pública y reducir el hecho religioso a una cuestión privada, como si ambas cosas fueran en realidad posibles.

Es un ejemplo más de cómo confundir aconfesionalidad del Estado, laicidad y laicismo.

Lluis Esquena Romaguera