Sr. Director:
Por desgracia el anteproyecto de educación no cambia en absoluto el tratamiento de la asignatura de Religión, que continúa discriminada, no se reconoce su valor fundamental y no se ajusta a los Acuerdos entre la Santa Sede y España.

El último gobierno presidido por José María Aznar había diseñado una solución aceptable que ahora, quizás por intereses políticos se ha dejado en el cajón. El miedo nunca es buen consejero.

Muchos países occidentales reconocen ya que el estudio de la Religión, ya sea en su versión confesional o como cultura religiosa, es una materia fundamental para una formación integral de los alumnos.

Sería una pena que la reforma del gobierno quedase coja en un asunto tan fundamental. Pero todavía hay tiempo para rectificar y es lo que esperamos.

Jesús Martínez Madrid