Sr. Director:

La primera consecuencia del vuelco político propiciado por el 22-M, y que 15-M quiso evitar con su máxima presencia en algunas plazas importantes de las grandes ciudades, ha sido el comienzo de una política de austeridad por parte de los nuevos regidores, en un primer paso urgente y necesario para sanear las cuentas públicas, que deberá continuar en el futuro.







Pero ni eso, ni la convocatoria de elecciones anticipadas, ha dado motivo alguno a los indignados para analizar la situación desde otra perspectiva, acaso porque, en el fondo, no parecen dispuestos a renunciar a un estado del bienestar imposible de sostener. Como triste paradoja, el Gobierno en funciones, que ha tardado casi tres meses en ordenar el desalojo de las plazas públicas ocupadas, pretende ahora aferrarse al clavo ardiendo del 15-M en un intento de recuperar los votos perdidos por su izquierda. Y ello dentro de una campaña electoral donde la demagogia parece tener ya su puesto reservado, frente a la realidad de una crisis cada vez más grave e inquietante.

Suso do Madrid