Si has matado a 500 personas y herido a 3.000 algo malo has hecho. Es cierto que contra el fanatismo islámico resulta muy difícil luchar... porque es fanatismo. No puede usted cargar contra una multitud de civiles, ciertamente. Ahora bien, para el Islam la guerra es una cuestión de familia. En ella participan todos los miembros y los activistas utilizan a mujeres y niños como escudos. Todavía no se ha inventado la forma de reducir a una panda de fanáticos pero no puede ser disparando a una multitud. No tengo la respuesta, porque ninguna de las que se me ocurre es buena.

Ahora bien, como siempre, la primera víctima de la violencia es la verdad; al menos, demos testimonio, seamos fieles a la verdad. Porque resulta que los cronistas dicen una cosa y los entrevistados por esos cronistas, otra. Políticos y periodistas repetimos que sí, que el amigo Mursi era un sectario pero ganó las elecciones democráticamente (también Hitler y Stalin, y los fundamentalistas islámicos, y...). También repetimos que los militares son unos golpistas. Y también que así, cargando contra la multitud, se alimenta la hidra terrorista del futuro. Entonces, ¿qué hay que hacer: ¿rendirse al fanatismo

Porque luego está la otra parte: según los cronistas son dos tipos de Islam los que se enfrentan en Egipto. No dicen eso los turistas occidentales o los propios egipcios anti-mursi que esos mismos cronistas de la actualidad egipcia interpelan pero no elevan a titular. Así, una turista española, con regreso precipitado a Madrid, recordaba a los Hermanos Musulmanes, esos manifestantes pacíficos, quemando iglesias cristianas a su paso. La Razón, uno de los pocos medios que, a pesar de sus veleidades progres y de estar trufado por el lobby homosexual, no arremete contra la Iglesia, reconoce que los muy pacíficos chicos de Mursi han asaltado 53 iglesias cristianas.

Al parecer, el Golpe de Estado lo han dado los coptos. Y muchos egipcios repiten que los Hermanos Musulmanes van armados y se enfrentan a la policía y el Ejército. En definitiva, se trata de líderes violentos que utilizan a sus familias para arrojarlos contra el Ejército. Y es a estos hermanitos musulmanes a quienes están apoyando los políticos occidentales y, lo que no es menos importante, buena parte del mundo mediático occidental, pide libertad para cercenar la libertad religiosa... de los cristianos.

Miren ustedes, desde que los Hermanos Musulmanes se cargaron, en la Constitución, la libertad religiosa, en pro de un Islam dominante y encaminado hacia la sharia, lo que ha ocurrido tenía que ocurrir. Pero el señor Barack Obama no protestó entonces: protesta ahora. Es un progresista. No se ha enterado que el derecho a la libertad de culto no es importante, es lo más importante de todos los derechos en el siglo XXI. Demasiado evidente para un progre como Obama.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com