Su responsable de educación, Sandra Moneo, no considera que la asignatura de Religión deba ser evaluable. Al menos, no lo considera una línea roja.

Probablemente la jerarquía católica española haya cometido un error al hacer hincapié en la educación y no en los otros tres valores no negociables para un cristiano en política: aborto, familia y bien común.

La diferencia entre uno y otro es clara. En lo que se refiere al derecho a la vida, la opción es terminante: o se respeta la vida del no nacido o no se respeta. Y está claro que el PP no la respeta. Y lo mismo ocurre con la Píldora del Día Después (PDD), que es abortiva y que fue introducida en España por el Gobierno Aznar y las leyes de utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio, que iniciara el PP, con Ana Pastor en Sanidad, y elevara la socialista Elena Salgado hasta la náusea.

Algo parecido ocurre con la familia. Mucho peor que el gaymonio -que ya es decir- son las dos leyes ferozmente anticristianas del señor Zapatero: el divorcio exprés y la ley contra la violencia. Con el divorcio exprés se desvinculó el matrimonio del compromiso de los contrayentes, con aquella frase de la inefable Teresa Fernández de la Vega: a nadie hay que preguntarle por qué se divorcia.

Y en cuanto a la tan alabada ley contra la violencia de género... Se trata de una norma, aprobada también por el PP, de carácter soviético, donde el varón tiene que demostrar que es inocente y donde la acusación de una mujer, por el hecho de ser mujer, basta para meter en la cárcel a su pareja sin tan siquiera comprobar si la acusación es cierta.

La educación es otra cosa, porque quien forma a los hijos no es el colegio sino los padres. La polémica pública no es sobre educación sino sobre financiación de la educación, que es un derecho básico. Ahí creo que radica el error de la jerarquía. Quien centra el debate gana el debate y el debate debía haberse centrado en vida, familia y bien común, no en libertad de enseñanza. Que es, en efecto, muy importante, pero cuya columna vertebral está en otro lugar.

En cualquier caso, por no haber criticado ásperamente la tibieza homicida del PP en materia de vida y familia, ahora nos encontramos con que también nos sacuden en materia de enseñanza.

Por cierto, la ley Wert es buena a la hora de mejorar la calidad de la enseñanza, algo positivo para todos, pero no en ofrecer una cosmovisión a los niños. Y ahora el PP, encima, regresa a la derecha pagana.

Eulogio López

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