Sr. Director:

En 1967, el virus de Marburgo, similar al ébola, llegó a Alemania. Murieron 7 personas.El ébola, por el contrario, ha provocado ya más de 4 mil víctimas mortales en África Occidental, más de la mitad en Liberia, país que cuando estalló la crisis, apenas contaba con 50 médicos para 4 millones y medio de habitantes. Occidente ha empezado a ver esta enfermedad como un problema cuando se han contagiado ciudadanos occidentales. Un miedo irracional se ha apoderado de la opinión pública y sólo entonces la comunidad internacional ha empezado a enviar ayuda, aunque al precio de estigmatizar a todo un continente y cerrarle aún más las fronteras. Lo que dicen los medios hoy sobre lo que pasó ayer en la frontera con Marruecos es preocupante. África necesita ayuda, pero sobre todo necesita personas como los misioneros, que sientan sus alegrías y sus penas como propias. Hace falta creer en África. Cuando casi nadie pensaba que el Sida pudiera contenerse allí, el Presidente Bush, antecesor de Obama, puso en marcha un ambicioso plan de la mano de organizaciones cristianas que ha dado un vuelco radical a la situación, y proporciona tratamientos que están hoy salvando la vida de 10 millones de africanos. El problema con el ébola es la indiferencia del mundo, pero también la corrupción y una poderosa red de intereses creados, que hace que las enormes riquezas naturales africanas acaben en bolsillos inapropiados y frena los intentos de invertir en desarrollo. Además de incentivar la ayuda de emergencia a África, es necesario denunciar claramente los obstáculos que impiden el despegue de un continente con un gran potencial.

Juan García.