Por si alguien no se había dado cuenta, España se está volviendo un país corrupto. Los casos de los eres de la Junta de Andalucía, revelan lo de siempre: que donde hay una subvención hay corrupción.

El caso Faisán es otro tipo de corrupción que revela otra cosa: la utilización del terrorismo para medrar en política y la impunidad de los políticos: les importa un bledo las acusaciones, con negarlo todo es más que suficiente.

Cuando el ciudadano se da cuenta de que la corrupción es general responde con fraude. Lógico: si quien debería dar ejemplo no lo da, la tentación lógica es imitar al modelo: defraudar, en todas las acepciones del verbo.

El caso Faisán y la actitud chulesca de Rubalcaba genera otra cosa: genera violencia. El hastío de la ciudadanía hacia la clase política provoca que cada ciudadano, cada familia, se encierre en su concha y busque su propia seguridad y la de los suyos. Y también puede generar algo más: genera violencia. Cuando la impunidad se une a la corrupción siempre habrá alguien que detalle y pronuncie aquello de hasta aquí hemos llegado.

Eulogio López

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