• Pero la única regla del juego es la libertad y la única forma de ganar, abandonarse en sus manos.
  • España jugará un papel fundamental en la historia de los próximos tiempos, para bien y para mal. No podía ser de otra forma.
  • "La guerra del 36 se prolonga en vuestra patria hoy en día. Los motivos que la suscitaron siguen latentes hoy en día: odio entre los pueblos y anticlericalismo".

La Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén (en la imagen) es una prueba de cómo los perseguidores de la Iglesia terminan por beneficiarla. No me refiero, no sólo, al sabido fenómeno de que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos sino al hecho de que la actitud de los comecuras –hoy llamados progresistas- autentifican la revelación y dan sentido a la fe.

Verbigracia: el precitado Santo Sepulcro, que también podría ser llamado Basílica de la Resurrección de Cristo fue erigida sobre la colina del Calvario, con lo que el montículo del Gólgota se convirtió en el suelo del templo actual. Los romanos decidieron enterrar el catafalco del Crucificado bajo un templo dedicado a Venus. Con ello pretendían enterrar al cristianismo naciente, pero lo que hicieron fue identificar para la posteridad, sin posibilidad de error, tanto el lugar de la crucifixión como el del sepulcro del Dios hecho hombre.

En efecto, los cristianos de casi tres siglos después pudieron identificar el catafalco de Cristo: mismamente bajo el templo de Venus. Dios sigue jugando con los hombres.

El Domingo de Resurrección constituye la gran fiesta del Cristianismo, mucho más importante que cualquier otra. Pero dejemos Jerusalén y volvamos a España.

Se cierra esta Cuaresma con un Domingo de Resurrección clave para los tiempos que vivimos. Intuyo que la tribulación que se nos viene encima será dura, pero será para mejor. Y España tiene un papel clave que cumplir en este fin de ciclo. La "Tierra de María", como Karol Wojtyla definía a nuestro país, una España que expandió la fe en Cristo por el mundo y que aún hoy ha conseguido que más de la tercera parte de los católicos del mundo utilice el español como lengua materna, tenía que jugar un papel en la etapa crucial que se aproxima. Vuelvo a Marga, la profeta madrileña que recibe mensajes de la Santísima Virgen. Allá va: "la guerra del 36 se prolonga en vuestra patria hoy en día. Los motivos que la suscitaron siguen latentes hoy en día: odio entre los pueblos y anticlericalismo. Todo esto son frutos de Satanás. Es el comunismo, en sus múltiples formas, como fue expandiendo sus brazos como un pulpo, por todo el mundo. Es el rastro de Satanás".

Pero cada cual tiene sus armas. Y España será católica o no será: "Por eso, vosotros, amados, debéis vencerle con las armas opuestas: amor entre hermanos y amor a la Iglesia. Es así como, antaño, lograsteis prosperar. Cada vez que olvidáis esas dos cosas, sucumbís en sus garras".

Pero Nuestra Madre añade un elemento nuevo que nos diferencia de nuestra última guerra civil: "Hoy en día hay un tercer elemento, que es la venta del clero a Satanás. La venta de sus propias almas al diablo, actuando a favor de su empresa, y perdiendo a muchas almas desde la iglesia misma. Este tercer elemento no lo había en el 36".

Y así: "la persecución que sufriréis los cristianos, no solo será por los de fuera, al servicio de Satanás, sino también, y especialmente, por los de dentro. Atacando desde fuera el Demonio no ha podido con la Iglesia. Lo intenta ahora haciéndolo desde dentro".

Insisto, el panorama es tremendo. En Hispanidad ya hemos repetido que España no está en peligro de guerra civil, sino que ya estamos en guerra civil, aunque se trate de una guerra civil fría, que aún no ha estallado con toda su virulencia. Pero no piensen en ningún golpe militar o en una secesión vasca o catalana, ni tampoco en una revolución estilo siglos XIX y XX. La guerra es espiritual, contra un tal Satán y sus secuaces, sólo que ahora el Maligno ha cambiado de táctica: ya no ataca desde fuera, sino desde dentro. Y ojo, porque el Creador no salva la criatura sin la plena aquiescencia de ésta.

Y la segunda y más importante cuestión: el panorama es duro pero Dios no pierde batallas. Quienes podemos perderlas somos nosotros. Y el mensaje de la resurrección es precisamente ése: que debemos estar alegres porque la batalla la vamos a ganar. Ya saben, de derrota en derrota hasta la victoria final. Nuestra actitud lógica, por tanto, es la alegría.

Se lo digo de otra forma: Dios continúa jugando con los hombres, pero la única regla de ese juego es la libertad humana para abandonarse en sus manos. Como dice ese gran historiador llamado Javier Paredes, "la historia humana es la historia de la libertad humana". Eso y la confianza en que Dios sabe más.

Y sí, España jugará un papel fundamental en la historia de los próximos tiempos, para bien y para mal. No podía ser de otra forma. La falsa humildad de considerarnos una potencia de segunda categoría ya no sirve. Sencillamente porque es falsa.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com