La monja Forcades asegura que abandona la política porque "no quiere dañar más a la Iglesia". La mesura de esta buena señora, partidaria de la independencia de Cataluña -que es lo de menos- y defensora del aborto -que no es lo de menos- enternece este viejo corazón.

Claro que digo yo que en lugar de abandonar la política por la Iglesia podía abandonar la Iglesia por la política, porque a lo mejor pinta más en ésta que en aquélla. Además, así sería más libre, la pobrecita, para presentarse al Parlamento y, de paso... dejaría en paz a la Iglesia.

Esto me recuerda aquel canónigo de la transición, intelectual progre y tocapelotas, a quien tanto mimaba El País, porque estos clérigos progres son muy útiles para golpear a la Iglesia.

Uno de sus compañeros de seminario y rival teológico, le preguntó al heterodoxo:

-¿Y tú por qué no abandonas la Iglesia si no crees en nada

-A lo que el aludido respondió:

-Porque desde dentro puede hacer mucho más daño.

Mismamente.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com