La banca española -bancos y cajas- no necesitó ser salvada en 2008 porque no había nada que salvar.

Se salvaron bancos con dinero público en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Suiza, etc., no en España. Eso sí, la banca española dejó que se empantanara su único problema, que no era el crédito hipotecario sino el crédito al promotor inmobiliario. Y esa fue la excusa para terminar con el modelo de cajas de ahorros, esa genialidad financiera creada por la Iglesia católica para combatir la usura y fomentar la economía real y la obra social. Ahora se le llama responsabilidad social corporativa, y el cambio de nombre supone un cambio de espíritu: hemos trocado la justicia por la filantropía: ¡Dios nos libre de los filántropos!

Al comienzo de la crisis, hubiera bastado con que el regulador-inspector, es decir, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), ordenara a lo bancos la ejecución de las provisiones genéricas y, si fuera el caso, que bancos y cajas con cartera promotora abultada y fallida entraran en pérdidas y se vieran obligadas a hacer ampliaciones de capital, a enajenar activos o a cerrar (que no hubiera pasado nada: los depósitos en España están protegidos hasta los 100.000 euros) y, en aquel momento (2008-2009), hubieran podido hacerlo.

Pero no, el complejo de inferioridad y el cainismo españoles llevó al gobernador MAFO y al Ejecutivo Zapatero a ajustar cuentas con las cajas de ahorros, especialmente las controladas por el adversario político (del adversario político o del correligionario disidente). Y también les llevó, a PSOE y al PP -que ha jugado el papel de tonto macizo en esta historia- a privatizar las cajas de ahorro, en seguimiento del capitalismo financiero más doctrinario, aquel que predica que en el mercado sólo se permite la naturaleza jurídica de la sociedad anónima y cotizada, es decir, dependiente de los especuladores del mercado. Hasta la izquierda apostó por la conversión en bancos y por los mercados, pues con ello podría fastidiar a la porción del sistema controlado por la derecha.

No sólo eso, en su enloquecido cainismo, doña Elena Salgado, vicepresidenta económica, llega a anticipar las exigencias de capitalización prevista para Basilea III, una arquitectura que no ha hecho, por ejemplo, Reino Unido, cuyos bancos sí estaban quebrados y fueron salvados con dinero del contribuyente.

Todo ello, dentro de una trifulca cainita de acusaciones: la derecha acusaba a la izquierda y la izquierda a la derecha.

Insisto en que lo único que no se le puede quitar a una entidad de crédito es su crédito. De este modo, la clase política española, y el Banco de España, hicieron un problema donde no lo había o, si lo prefieren, convirtieron un problema pequeño en un problema insoluble.

Normativamente, este proceso comenzó con el decreto 7/2008 sobre activos financieros. Pero claro, una vez que has puesto en solfa al sistema bancario llega otro de los principios básicos de la gestión crediticia: Comer, rascar y sanear, todo es empezar. Nos gastamos todo el dinero del Fondo de Garantía de Depósitos en una sola caja de ahorros (Castilla-La Mancha, luego vino el FROB 1 y, como la bola de nieve seguirá creciendo y éramos nosotros mismos los que la habíamos echado a rodar, llegó el FROB 2. Por concretar: que la CCM no salió por 4.000 millones de euros mientras que la CAM nos va a salir por 25.000 millones de euros.

Naturalmente, las cajas de ahorros bancarizadas han perdido un 60, un 80 ó un 100% de su patrimonio, cuya resurrección pagaremos todos a escote... porque somos así de inteligentes.

Y como encima somos los más listos de la clase, los que primero aplicamos los letales criterios de Basilea III, consistente en aumentar las exigencias de capitalización, es decir, en acudir con mangueras a la inundación, ahora resulta que durante los próximos doce meses bancos y cajas se verán obligados a refinanciar los 270.000 millones de euros. Y no lo van hacer los fondos buitre -que son eso, buitres- lo vamos a pagar a escote entre todos.

Menos mal que el gobernador MAFO se marcha en junio, pero me temo que el futuro Gobierno Rajoy seguirá con la misma política del Ejecutivo Zapatero que en materia bancaria son "pocas, confusas y muy arraigadas".

Por de pronto, Rajoy ya advierte que habrá una segunda oleada de recapitalizaciones bancarias. ¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com