Sigamos la estela de Angela Merkel, emperatriz de Europa. Dos días atrás se rindió a la evidencia y dijo que había que buscar una quita para la deuda griega.

Es decir, que la fuerza de los hechos le obliga al sentido común. No le llamen quiebra, si les suena mal, llámenlo quita, pero el caso es que Grecia no puede pagar su deuda soberana, entre otras cosas porque lleva dos años siendo extorsionada por los especuladores que le exigen rentabilidades tan altas por esa deuda que le llevan a la ruina. La única solución a la crisis de la deuda soberana es no pagar parte de la deuda, o no pagar nada, y que pierdan los suscriptores de la misma. Si tenían dinero para comprar deuda es que no pasaban apuros a final de mes.

Hasta ahí, el pasito hacia adelante de doña Angela, que consiste en reconocer la realidad: el que esté quebrado que quiebre y que se fastidien los especuladores que en lugar de ganar 100 ganarán 50.

Pero de inmediato -reunión del viernes con Sarkozy- Merkel anuncia que si hay que recapitalizar los bancos europeos (algo que, al parecer, preocupa mucho a mister Obama, quien está haciendo -con la ayuda de Moody's- su campaña electoral norteamericana a costa de desprestigiar y hundir a la economía europea) pues se les ayuda y en paz. ¿Otra vez doña Ángela? Pero si Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda y Suiza ya ayudaron a sus bancos en 2008 y no ha servido para nada Y esa ayuda consiste, por supuesto, en que todos nos rasquemos el bolsillo para que los bancos y los fondos -es decir, los intermediarios financieros- salven sus faltriqueras. Con los bancos hay que decir lo mismo que con Grecia: si están quebrados que quiebren. Protéjase el dinero de los depositantes -los bancos nunca quiebran por el dinero de los depositantes sino por sus inversiones alocadas, por ejemplo en promoción inmobiliaria-. Tendía gracia que se dejara caer a un país y no se dejara caer a un banco. A lo mejor es que Merkel y Sarkozy piensan retirarse de la política en algún banco de inversión.

Por su parte, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo actúan de forma bien distinta: no dan ni un paso adelante: todos hacia atrás. Jean-Claude Trichet se jubila abriendo otra vez el grifo del dinero. Es decir, imitando a la Reserva Federal norteamericana: darle a la máquina de hacer dinero e hinchar más la burbuja financiera que nos ha llevado a la crisis. ¿Saben por qué no existían crisis financieras como la actual hasta los años ochenta? Porque entones había algo llamado patrón oro, que delimitaba la cantidad de dinero en funcionamiento.

Así que seguimos en crisis permanente. Porque salir de esta crisis financiera va a costar pero el camino es sencillísimo. Si no lo toman es porque los ricos y los poderosos -¿o es lo mismo?- presionan para que no se haga, no vayan a perder dinero o poder, y porque los políticos son extraordinariamente pedantes y consideran que hay que escuchar, no a quien predica el bien común sino a los que les rodean: los ricos y poderosos, esos que saben comer como lo que son, como señores.

Eso sí, Merkel ha dado otro pasito hacia adelante al insistir en la Tasa Tobin o impuesto sobre actividades financieras, propuesta del presidente de la Comisión Europea que piensa llevar al G-20. Y tiene toda la razón: la Tasa Tobin contra la especulación ha de imponerse al grito de 'o todos o ninguno'. Europa no puede hacerlo sola en un mercado globalizado, el más globalizado de todos, como son los puñeteros mercados financieros.

Eulogio López

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