• Ojo, sin apariencia de crisis de Gobierno, manteniendo a Cristóbal Montoro, a Luis de Guindos y a José Manuel Soria.
  • Considera la secretaria general del PP que hay que cambiar, radicalmente, de política.
  • Y defiende que si la situación económica continúa como hasta ahora, ya pueden despedirse de ganar las próximas elecciones.
  • Pero si a algo tiene aversión Rajoy es a los cambios.
  • Eso sí, Margallo vuelve a postularse como jefe del equipo económico. Y Javier Arenas, también.
  • Otra solución sería el regreso de Manuel Pizarro.
  • El nerviosismo es máximo, tanto en Génova como en Moncloa.

Empecemos por el final. A Mariano Rajoy no le gustan los cambios. Consideran que una crisis de Gobierno no arregla el Ejecutivo y crea crisis de partido que puede prolongarse indefinidamente.

Pero la secretaria general, Dolores de Cospedal (en la imagen), insiste: por mucho que todos lo nieguen en público, lo cierto es que la política económica del PP ha fracasado. Urge un cambio de personas y enmendar el yerro de no haber nombrado un vicepresidente económico y coordinador de la Comisión Delegada del Gobierno para asuntos económicos. Además, no pide una crisis sino la creación de un nuevo puesto, el de vicepresidente económico, manteniendo en sus puestos a los titulares de Hacienda, Economía e Industria. Hay muchos nervios en los departamentos de Montoro y de Guindos. En Industria, como siempre, autismo público y conspiración privada.

Pero las fuentes del Partido insisten: si seguimos así, camino de la mediana de la legislatura y entrando ya en zona electoral, los próximos comicios los podría ganar... hasta el mismísimo Rubalcaba. Y ese argumento cala en Rajoy. La tensión es máxima, tanto en Moncloa como en Ferraz.

Ahora bien, Rajoy no quiere mover ni la alineación titular ni el banquillo. Para el cargo de vicepresidente económico se postulan José Manuel García Margallo, titular de Exteriores, y, naturalmente, Javier Arenas, que se aburre mucho en el partido y al que Cospedal ata en corto: no se pueden ver.

Se postula, claro está, la propia Cospedal, que mantiene un pulso eterno por el poder con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Se refiere a ella como la 'ratita presumida', mientras Soraya define a la presidenta manchega como 'Miss Albacete'.

Y ya hay quien ha pensado en recuperar a Manuel Pizarro, que se ha convertido en una especie de ideólogo externo de la derecha, crítico con la gestión de Rajoy y que mantiene incólume su prestigio y su influencia en el mundo financiero.

Y, en el entretanto, el paro en el 26%.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com