• Y el Gobierno y el PP se trocean más, con una Soraya que gana poder en el Ejecutivo, frente a Rajoy.
  • Eso sí, hasta las municipales, punto en boca, en Moncloa y en Génova.
  • El nombramiento del nuevo ministro de Sanidad coincide con una ruptura del frente marianista: Pastor, Soria, Margallo y Fernández.
  • Alonso coincide en todo con la vicepresidenta: es abortero, homosexualista, laicista, centralista y poco ducho en Economía.
  • Quizás por ello habla de 'impulso social' y 'discurso social': todo muy social.
  • Soraya no deja de mimar a Cristóbal Montoro, su futuro ministro de Economía.
  • Ahora mismo Rajoy sólo está pendiente de que no se le rompa el partido... y de Luis Bárcenas.
  • De lo segundo más que lo primero, porque el partido se comportará decentemente hasta las municipales de mayo.

Rajoy se lleva bien con Soraya y Soraya le es leal a Rajoy. Este es el principal aforismo que repiten los voceros oficiales, tanto de Moncloa como de Génova. Y también los empresarios, convertidos hoy en los mejores 'dircom' (directores de comunicación o propagandistas) del Gobierno Rajoy ante la bisoñez de Pedro Sánchez y el peligro de Podemos.

Pero la realidad es otra y es la que trasmiten desde el PP por vía oficiosa. En primer lugar, el secreto mejor guardado, el gran temor oculto de Rajoy y el que está condicionando toda la política del Gobierno, incluida la económica: Luis Bárcenas.

Hay que repetir que el caso Gürtel no afecta a Rajoy sino a sus subordinados. Cinco años de sumario y las andanzas del señor Correa aún no han tocado a Rajoy. Pero Bárcenas es distinto: habla de presuntos sobresueldos recibidos por Rajoy como presidente del PP y eso tumbaría a cualquier político, salvo a Pablo Iglesias, que goza de bula en materia de corrupción.

La segunda preocupación de Rajoy es, naturalmente, la posibilidad de que no gane las próximas elecciones. Rajoy se la juega en las municipales y autonómicas de junio. Hasta entonces, no se le romperá el partido, pero, si pierde, todo puede suceder. Por ejemplo, puede suceder que hablen en alta voz quienes ahora murmuran en susurros y piden un cambio de líder, un nuevo cabeza de cartel. Y ese sólo puede aportarlo Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta, a quien no ha tocado la corrupción ni se atreven a tocar los medios informativos del Sistema, sobre todo el duopolio televisivo Tele 5-Cuatro y Antena 3 TV-La Sexta. Por cierto, Sáenz de Santamaría es cada día más blanda con los grandes editores y cada día más dura con los periodistas. Y es que el cuarto poder son los editores, no los redactores.

Esta, la caída de Rajoy por corrupción o el previsible desastre electoral de mayo -pero sobre todo lo primero- es la oportunidad que busca Soraya para convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno en España. Como aseguraba uno de los más famosos empresarios españoles: el único relevo posible de Mariano es Soraya.

Ahora, con la salida de Ana Mato (marianista) y el ascenso de Alfonso Alonso (sorayista), la vicepresidenta no sólo ha aumentado su poder en el Ejecutivo sino que ha cercado al presidente. Coincide, además, con la ruptura del grupo marianista, de aquellos amigos personales u hombres de confianza de Rajoy: Ana Pastor, García Margallo, Jorge Fernández, José Manuel Soria o el propio Luis de Guindos. Todos ellos están de salida.

Respecto al nuevo ministro de Sanidad, estamos ante un calco ideológico de la vicepresidenta: abortista, homosexualista, laicista moderado, centralista y poco ducho en Economía.

Por cierto que, esto último, la asignatura pendiente de Soraya, la economía, es la razón de que mamá Soraya mime a Cristóbal Montoro. Hasta el punto de que días atrás abroncó a los periodistas que habían detenido a Montoro en el exterior del Congreso: era una mañana fría y su ministro podía coger frío.

En cualquier caso. Alonso ya está escenificando su papel: quiere dar un "impulso social", un discurso "más social"; o sea, todo de lo más social. Pero no se apuren: no será la inclusión de un salario maternal o llevar la reforma del aborto más allá de la quisicosa de las mejores y la mención paterna para abortar. No, nada de eso, que es reaccionario: lo que será es muy social. Ejemplo: aumentar la injusticia de la injusta ley contra la violencia de género.

En cualquier caso, el Gobierno está roto, por ahora, entre Rajoy y Soraya. El partido tampoco, al menos hasta las próximas municipales. Luego ya veremos. A Rajoy le preocupa Bárcenas, y no puede prescindir de Soraya. Y Alonso aumenta el poder de los sorayistas sobre los marianistas y, con ello, se acentúa aún más el centro-reformismo, es decir, los progres de derechas.

El resto, como el futuro, es un niño en las rodillas de los dioses. Bueno, de los dioses... y del juez del caso Bárcenas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com