• Y el Decano de la facultad, Luis Enrique Otero, admite que está siguiendo instrucciones de Carrillo.
  • La UCM afirma que avisó al Arzobispado en julio de 2013 de la nueva ubicación de la capilla y que dio el visto bueno.
  • Pero es falso: el capellán asegura que el decano no le avisó y el Arzobispado afirma que la decisión ha sido unilateral.
  • El talante abierto y dialogante del decano: cambia la cerradura de la capilla durante la madrugada del martes para que los estudiantes no entren a rezar.
  • La Asociación de Abogados Cristianos denunciará al decano y al rector por un presunto delito contra la libertad religiosa.

El Decano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Luis Enrique Otero (en la imagen), ha admitido que el cierre de la capilla de la facultad -insiste en que es un traslado aunque de hecho es un cierre- lo hace siguiendo instrucciones del rectorado, es decir, del rector, José Carrillo.

Pero que nadie piense que Otero está en contra del cierre o que le remuerde la conciencia. Ni mucho menos, pero es consciente del atropello que ha cometido y que puede perder si el asunto llega  a los tribunales. Cuenta, eso sí, con el apoyo de Carrillo.

Tras la multitudinaria misa celebrada este lunes -la última- en la capilla del centro, decenas de estudiantes quisieron pasar la noche en su interior para "acompañar al Señor y que esta no sea la última vez que esté aquí", afirmaron varios jóvenes, según el ABC.

Sin embargo, han tenido que pasar la noche a las puertas del edificio. Personal de la universidad no les dejó pasar la noche en la capilla por no disponer de un sistema de seguridad. Como si fueran a hacer algo malo, aunque seguro que para Otero y Carrillo rezar es algo altamente pernicioso que no hay que permitir, y menos aún a los jóvenes.

En realidad, lo que quería el decano era aprovechar la madrugada de este martes para cambiar la cerradura de la puerta de la capilla. Es lo que se han encontrado los estudiantes que han acudido a rezar por la mañana, nada más abrirse la facultad. Sólo han permitido la entrada al capellán para que comprobara que todo estaba en buen estado. ¡Qué gesto del decano; qué generosidad!

Como la universidad no tiene argumentos para justificar este atropello, miente. Asegura que avisó del cambio de ubicación en julio de 2013 y que el Arzobispado dio el visto bueno a la nueva sala. Falso. El capellán asegura que nadie de la universidad le había avisado del asunto y desde el Arzobispado señalan que la decisión se ha tomado de manera unilateral. Vamos, que de visto bueno nada de nada.

De hecho, la sala alternativa no reúne las mínimas condiciones para la celebración de la Eucaristía. Para empezar, mide diez metros cuadrados -no cabe un altar y un banco- y se suprime la sala contigua que hacía las veces de sacristía.

Este es el talante abierto y dialogante del decano Otero y del rector Carrillo. Pero la historia no ha terminado. De momento, la Asociación de Abogados Cristianos denunciará al decano y al rector por un presunto delito contra la libertad religiosa. Incluso, el hecho de cambiar la cerradura puede ser considerado como un delito de coacción.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com