Sr. Director:

Señor Rajoy: Sin demasiado entusiasmo hace tiempo que tenía decidido mi voto para el PP por considerar que era lo menos malo que podía elegir.

 

Ya que lo más importante es impedir que vuelvan a gobernarnos esta pandilla de ineptos desgarra-mantas que nos han llevado a esta penosa situación. Cómo estará la cosa, que hasta la duquesa de Alba abrirá un restaurante en su palacio de Liria en Madrid, para conseguir liquidez, y que conste que pienso que en el PSOE hay personas muy bien preparadas y honradas a carta cabal (que es ese tipo de honradez donde está incluida la honestidad) pero estas personas no solo no son titulares, es que ni siquiera están en el banquillo para calentar y entrar en juego si la cosa se pone fea; pero volvamos a la vereda, yo, es que me despisto con facilidad.

Resulta señor Rajoy, que he leído los programas electorales del PSOE y del PP y ante la diferencia entre ambos me he convertido en un entusiasta defensor y propagandista de su candidatura, pero echo en falta, que en su programa, no incluya la reforma de esta nefasta ley electoral que permite a politiquillos de tres al cuarto, con delirios de grandeza, enemigos de España, gobernar, imponiendo al partido elegido por la mayoría de los españoles sus condiciones a cambio de sus votos, cuando el partido elegido no lo es por mayaría absoluta.

Don Mariano, tanto en Cataluña como en Vascongadas, los nacionalistas votarán siempre al nacionalismo, pero los no nacionalistas que son mayoría, si se pueden inclinar por aquel que con decisión se enfrente a estos enemigos de España. ¿A qué tiene usted miedo? Según las encuestas usted ganará por una amplia mayoría, quizá por eso, los señores Toxo y Méndez están luchando para que usted pierda las elecciones, porque si se cumple lo que dicen las encuestas, se temen que no podrán ir a cenar al restaurante Alba, que tanta ilusión les hace desde que se han enterado de su próxima apertura, y posiblemente tendrán que dejar de cenar en el Villa Magna, donde según noticias, son habituales con coche y chofer, eso sí, sin corbata.

También temen que se acaben los cruceros de lujo; en fin, pienso que si usted le echa un par y anuncia la reforma de la ley electoral, no solo no perdería la mayoría absoluta, sino que según a mí me parece aumentaría si fuese menos melindroso con los nacionalistas y no vale decir que para eso habría que reformar la Constitución, eso ya se ha demostrado que, cuando les interesa, se puede hacer en 24 horas, así que no valen escusas: si esa ley no se modifica será por intereses políticos que yo no entiendo, o porque le faltan agallas para abordar este problema, ¡don Mariano! Déjese de remilgos y también ese toro, cójalo por los cuernos.

Tengo su programa impreso y no dejaré de reclamarle su cumplimiento, porque a mí no me vale aquello que en el colmo del cinismo decía don Enrique Tierno Galván "las promesas electorales se hacen para no cumplirlas".

Juan Escribano Valero