Sr. Director:
Señor Presidente: Permítame escribirle de nuevo, con el fin de explicarle cómo se hace que un marroquí, en este caso Amin EL Khalifi, haya intentado perpetrar un atentado-suicida contra su congreso, el símbolo mismo de su democracia, en Washington, el 17 de febrero pasado, mientras que su país es uno de los mejores aliados de Marruecos.

 

Del mismo modo, no comprenderá cómo se hace que jóvenes marroquíes se enrollen fácilmente en las células terroristas y se convertían en bombas humanas contra sus tropas en Irak, causándoles grandes pérdidas, sabiendo que su diplomacia es la más activa a defender los intereses del reino de Marruecos en las Naciones Unidas por lo que se refiere a la cuestión del Sahara occidental. Con el fin de tener algunos elementos de respuesta, le invito a que lea mi artículo.

Según mi propio análisis, sepa que de la identidad marroquí, de esencia amazighe (bereber) se basa en dos pilares fundamentales, a saber el idioma y la historia. Y estos dos elementos son casi ausentes en la escuela marroquí.

El juicio del último estudio formulado por el Sr. Rachid Benmokhtar, antiguo presidente de la Universidad de AL Akhawayn y miembro del Consejo Económico y Social es rotundo: ¡el 90% de los alumnos marroquíes del bachillerato no conocen la historia de su país! (Akhbar al yawm, 28/1/2012). Así pues, los jóvenes marroquíes ignoran completamente que sus "valores amazighes" rechazan todo tipo de violencia y de que no hay más sagrado que la vida. ¡Quitarla a alguien es como asesinar a toda la humanidad! Pero desgraciadamente, el hecho de que la escuela marroquí siga transmitiendo ignorancia y la falsificación de su autentica historia, descuidando al mismo tiempo la importancia del papel que desempeña el idioma materno, -privada también de enseñanza-, hace que esto desarrolle complejos de inferioridad en el seno de la juventud y les provoca por consiguiente unas crisis de identidad, que les convierte en ser presas fáciles de la delincuencia y del salafismo dyihadista.

Pero lo que es peor en todo esto, es que su Política Exterior contribuye, de una forma u otra, directa o indirectamente, a apoyar las políticas de enajenaciones culturales de nuestros Estados norteafricanos, visto vuestro apoyo a los movimientos de tendencia islamista. Permítame formularle un ejemplo concreto, el de Libia. Ud. tuvo el mérito de movilizar la ONU y sobre todo la potencia militar de la OTAN, que le ha costado un presupuesto enorme en estos tiempos de crisis financiera mundial, con el fin de acabar definitivamente con el poder del dictador sanguinario Muammar Gadafi, con la ayuda de sus aliados ingles y francés.

Pero, en vez de favorecer con los ciudadanos libios la construcción de un nuevo Estado auténticamente democrático, que se inspiraría en sus propias instituciones, como la que se basaba en la taymaât (una clase de congreso tribal), dejó las manos libres a las autoridades de Qatar, substituyéndose a ustedes, para que impongan su influencia salafista, sustituyendo la influencia baathista; un sistema político de inspiración teocrática, que se contradice diametralmente con los principios de la declaración universal de los derechos humanos, con sus valores democráticos y con nuestros propios valores amazighs de laicidad (según nuestro proverbio: amghar di taymaât, el imam di lmasyid, que se traduciría en cierto modo como el cargo electo en la asamblea y el cura en la iglesia).

¡Así pues, el Sr. Mustapha Abdeljalil, reconociendo abiertamente la influencia directa de la ideología wahabita, no dudó en afirmar en varias ocasiones su deseo de imponer la ley islámica, la chariâ, a todo el mundo! Por ello los ex rebeldes y demócratas amazighs de las montañas del oeste, que liberaron heroicamente a Trípoli, después de la impotencia de los ex rebeldes de Benghazi, se vieron sencillamente excluidos del nuevo poder "islamista" transitorio después de la muerte del dictador.

¡Uno de los efectos colaterales de la revolución libia es sin duda el abrasamiento de la región de África subsahariana donde movimientos afiliados a Al Qaeda acaban de recuperar enormes cantidades de armamento de todo tipo! Ya en 2008, su Vicesecretario de Estado en Oriente Próximo y África Septentrional había prevenido de la amenaza que supone éstos en esta región que escapa a todo control gubernamental y que no hace más que reforzarse, convirtiéndose en cada vez más peligrosa, lo que desestabiliza seriamente la seguridad de todo el África Septentrional, y por extensión la de la Unión Europea más cercana. Recuérdese que ya le mandé dos cartas sobre este problema en dos ocasiones como la publicada en este vínculo. Ahora, es la tercera vez que llamo su atención, aprovechando la visita de su Secretaria de Estado al Norte de África, la Sra. Hillary Clinton, esperando de que ésta vez la tomase en serio, ya que la seguridad de su propio país depende. No querría en ningún caso que mí llamada pasa inadvertida como fue el caso del Comandante afgano Shah Massoud, que nadie quería escuchar sus advertencias, antes del 11 de septiembre de 2001, ni ustedes ni nadie en Europa.

Ya sabes dónde hemos llegado ahora con todos los daños causados por la extensión del internacionalismo islamista radical que tenía como base de repliegue, en la época, la región pushtun de Afganistán. Más cerca de nosotros, las autoridades malienses fueron incapaces de asentar a su autoridad en el norte de Malí, como nunca mantuvieron sus promesas ni respetaron los acuerdos de paz con las poblaciones tuaregs.

Dejaron desarrollarse la nebulosa terrorista de AQMI, beneficiándose, por una parte, del dinero de los rescates pagados para la liberación de los rehenes occidentales y, por otra parte, de las ayudas financieras y militares, que le conceden bajo pretexto de combatir AQMI. Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, llegamos a la conclusión de que solamente los revolucionarios tuaregs pueden asegurar la estabilidad en este vasto territorio del Azawad (norte de Malí). Nadie, pero que nadie, puede lograrlo en su lugar. Los revolucionarios tuaregs son los únicos que puedan expulsar definitivamente los terroristas de AQMI del último rinconcito de su territorio.

Pero para que suceda esto, debemos necesariamente reconocer su derecho a la autodeterminación, y de sostenerlos a sentar y construir la democracia participativa, la autonomía del Azawad, o incluso la creación de su propio Estado, como ha sido el caso del sur de Sudán, por el cual su diplomacia se movilizó muy activamente. Ir en su contra, contradecirles y comunicar las fotografías de satélite de su presencia al ejército maliense, como lo están haciendo las autoridades francesas, no haría más que obligarles ineluctablemente a aliarse con sus enemigos, que son los colonos djihadistas de AQMI. El riesgo debe evitarse ya que de esta diabólica unión nadie quedaría a salvo. Las bombas humanas, que se formarían en África subsahariana y en el Azawad, aparte de Tamazgha (África el Septentrional) y Europa, llegarían hasta el corazón de Estados Unidos de América…

En definitiva, si hay cada vez más jóvenes marroquíes y norteafricanos que se transforman en bombas humanas, como es el caso de Amin El Khalifi, y que toman EE.UU en su campo de mira, eso se debe a la política de su propio país que fomenta, directa o indirectamente, la reislamización ideológica y radical del Norte de África, a través de sus países satélites que son Qatar y las monarquías del Golfo.

Por lo tanto y a fin de cuentas, reconoce que es su propia política la que contribuye a crear la inseguridad en su país. ¡Para poner remedio, sólo tiene que cambiar de rumbo!

Rachid Raha