Cerca de tres millones de niños mueren cada año durante el nacimiento. Un nuevo estudio asegura que la política abortista es una de las razones.

 

«En una era de esfuerzos mundiales a favor de la salud materna, el propio anhelo de una mujer de tener un bebé vivo está ausente en la agenda de salud mundial», dicen los autores del citado estudio publicado en la revista médica The Lancet.

Alrededor del 98% de los 2,6 millones de muertes anuales de bebés ocurren en países con ingresos medios, debido a complicaciones durante el alumbramiento. Uno de cada 300 bebés nace difunto en los países ricos debido al incremento de la obesidad, el tabaquismo y el retraso de la maternidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene en cuenta a los niños que mueren antes de las 28 semanas, a pesar de que el fallecimiento de bebés de 22 semanas es común en el mundo desarrollado.

El editor de The Lancet, Richard Horton, afirma que «en muchos países se permite el aborto hasta las 24 semanas». Uno de los adversarios más poderosos que tuvo fue el lobby pro-abortista que se opuso a Horton cuando publicó un informe en el que no aceptaba los datos y la metodología empleada por la OMS, en cuanto a las estadísticas sobre salud materna, que la organización utilizaba para promocionar el aborto.

Horton declaró en el "New York Times" que recibió numerosas llamadas instándolo a que no publicara el informe. Cuando lo hizo, los activistas a favor del aborto se esforzaron por desacreditarle. La OMS rectificó su información incorrecta para que coincidiera con las cifras de The Lancet. Esta decisión provocó dudas acerca de la objetividad de las investigaciones de la OMS.

Los autores del estudio aseveran que lo que redujo, en dos tercios el número de nacidos difuntos en el mundo desarrollado, fue la «prevención y el tratamiento de infecciones y el mejoramiento de la atención obstétrica».

"Ciertamente es más audaz el que interrumpe la vida, la vida presente; pero más cruel el que priva de la luz al que debe nacer y mata a sus propios hijos antes de su nacimiento", afirma el filósofo y humanista italiano Marsilio Ficino.

Clemente Ferrer

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