Para entendernos, los resultados de Telefónica, Repsol e Iberdrola, nuestras tres principales compañías industriales, durante el primer semestre del año, no son buenas: son regulares, por no decir malos.

Con la excepción de Repsol y el asunto YPF, los buenos resultados vienen de afuera y los malos de su actividad en España.

Y lo mismo puede decirse de todo el rosario de resultados que están surgiendo. Las empresas tendrán que buscarse su propio dinero para invertir, que deberán salir de su propio beneficio, sin endeudarse, porque no hay donde endeudarse.

Y a mí eso me parece bien, oiga. Es lo lógico, que una empresa, al igual que una familia, funcione con recursos propios, no ajenos. Ahora bien, ojo, porque el problema no es la capitalización, ni el endeudamiento, ni la mora: el problema son los ingresos.

El problema de Telefónica es más gordo porque, para sanear, se necesitan ingresos con los que sanear. Por otra parte, César Alierta tiene grandes virtudes como gestor y un gran defecto: es cobarde a la hora de librarse de todos los parásitos que ha acogido en el seno de la operadora.

Sobran trabajadores en Telefónica de España, ciertamente, pero sobran directivos en la Corporación Telefónica -y no estoy hablando de Urdangarín-. No se sabe resistir Alierta a la imposición política y eso le pierde.

Y no nos engañemos: Alierta va a tener que reducir aún más la plantilla. Si no, al tiempo.

En caso de Antonio Brufau (en la imagen), la bofetada de YPF, de la que no es culpable, le pone contra las cuerdas. Esperemos que otro bananero, Hugo Chávez, no le ponga las cosas especialmente difíciles. No nos engañemos, el petróleo está en manos de dictadores de todo pelaje que llevan un lustro chantajeando a Occidente.

Pero Brufau, además, necesita recapitalizar la compañía, sobre todo, porque la unidad de acción entre Caixa, primer accionista, y Repsol, se ha roto. En este sentido, aconsejo a Brufau, sí, un gran gestor, que no sea tan vehemente. No le hace ningún favor.

Iberdrola. El problema de Ignacio Galán es que ha gestionado durante casi un lustro con un ojo en la cuenta de resultados y otro en el ataque de Florentino Pérez. Por ejemplo, probablemente alguna de las adquisiciones y ampliaciones de capital sucesivas de Iberdrola no se habrían hecho si no hubiera una operación hostil en marcha.

Por lo demás, Iberdrola tiene un problema en España, no fuera, y depende de la reforma energética que probablemente será aprobada mañana viernes.... si es que el Gobierno se pone de acuerdo consigo mismo.

No, el futuro de la economía española no depende de las grandes compañías sino de micropymes, profesionales, autónomos, etc. Pero ningún país es tan suicida como para abandonar a sus locomotoras.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com