Sr. Director:
Recuerdo que el confesionario es, para los católicos, el espacio del perdón. Es ese lugar que muestra que Cristo ve en lo escondido porque es el mismo Cristo el que perdona los pecados del que se confiesa de ellos con verdadero dolor de contrición y propósito de enmienda.

La elección para colocar un artefacto explosivo tendrá poco de casual: en un confesionario una bolsa abandonada puede pasar inadvertida durante un rato.

En un banco de la catedral de Madrid, habría sido descubierto de inmediato.

Pero para el creyente resulta un llamativo aldabonazo el que esa bolsa explosiva que podría haber causado un grave daño estuviera colocada allí donde Dios absuelve de los pecados, donde la Iglesia espera también a la persona que pudo provocar una tragedia con 200 gramos de explosivo y un kilo de tornillos.

JD Mez Madrid