La bolsa de Alemania (Franforct) se fusiona con la Nueva York-Euronext. Esta última engloba a las bolsas de Francia, Holanda, Bélgica y Portugal. Además, Londres está unida a Milán y la bolsa española (BME) se queda colgada de la brocha.

El rumor surgió en la tarde del miércoles. En principio se creía que los alemanes se comían a España y entonces España subió. Luego se supo que era NY-Euronext y entonces Madrid se desplomó.

Como se ve la tendencia globalizadora, una de las tendencias históricas más suicidas de las que se haya enfrentado la humanidad, sólo permite lo grande, lo enorme, o sea, lo ingobernable. Si los alemanes finalmente se casan con Nueva York, París, Ámsterdam, Bruselas y Lisboa, quedará como alternativa Londres-Milán y Tokyo, además de las bolsas emergentes, que son aún más especulativas que las tradicionales. O sea, tendencia al monopolio.

Una bolsa es un lugar en el ciberespacio donde se compran y se venden valores mobiliarios: renta fija, renta variable, futuros, etc. Viven del rumor y de la comisión y en ella la única regla es que el pez grande devora al chico. Cuanto más grandes sean los mercados, menos debe invertir el particular, salvo que se trate de algún masoca dispuesto a perder su dinero.

El primer problema es que con los mercados financieros supervisores de los mismos, más que nada para proteger al inversor y que no le tomen el pelo más de lo debido. En España es la CNMV, que funciona igual que el resto de supervisores: fatal. Ahora mismo, Europa intentaba unificar a todos los supervisores en un solo, supongo que para que el caos sea mayor. Y antes de nacer, resulta que la bolsa alemana se marcha a América. Mucho me temo que la inspección, ahora mala, será aún peor.

Y la tendencia es hacia una sola bolsa mundial. ¿Quién la supervisará? ¿La ONU? Un sólo mercado global exige una sola supervisión, lo que resulta insupervisable. Porque todo lo grande es ingobernable. Una bolsa mundial significa una presunta estafa mundial. El supervisor debería ser Naciones Unidas, es decir, un caos incapaz de controlarse a sí mismo.

En cualquier caso, lo mejor que podría hacer la Bolsa madrileña es no fusionarse con nadie.

Mi idea de dinamitar las bolsas -no sus edificios que son lo único bueno que conservan las cámaras de valores-, sino el propio mercado que no es sino una red telemática, no contará con mucho apoyos así que me quedo en lo menor. No invierta usted en bolsa. Si tiene ahorros compre tierras, un inmueble, o monte un negocio, una actividad productiva. Trabajará más horas pero trabajará más a gusto.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com