Cinco años de la quiebra y disolución de Lehman Brothers. Los políticamente correctos, por ejemplo, la gran mayoría de los medios informativos tradicionales, por ejemplo RTVE, lo explican así: se cumplen ahora cinco años de la caída de Lehman Brothers.

Con ella dio comienzo la crisis financiera en Estado Unidos… Hoy, tras el plan de saneamiento liderado por la Administración norteamericana (eluden decir quién lo empezó, no vaya a resultar una alabanza a George Bush) la economía se recupera, los bancos se han salvado, aunque los expertos aseguran que es necesario una mayor regulación de los mercados. ¡Venga ya! No es necesario regular los mercados: lo que es necesario es dejar quebrar los bancos y que sean los jueces, no los gobiernos, quienes se hagan cargo de las crisis bancarias. Como ocurrió con Lehman.

Lo cierto es que la crisis no empezó con la caída de Lehman Brothers ni mucho menos el dejarlo caer fue la causa de la crisis. La crisis había empezado un año antes, en 2007. Y no con Lehman Brothers sino con las hipotecas-basura, una práctica de los especuladores financieros neoyorquinos.

En plata: dejar caer a Lehman no llevó a la crisis sino la primera solución a la crisis. Desgraciadamente, George Bush y Barack Obama, al alimón, decidieron endeudar a los ciudadanos norteamericanos y al mundo para salvar a unos intermediarios desaprensivos. Es decir, 'sólo' dejaron caer a Lehman y salvaron a todos los demás con dinero público. Ese fue el error y por eso seguimos en crisis, en crisis financista. Los banqueros sólo dejarán de hacer tonterías cuando sepan que sus actos les puede llevar la ruina y al banquillo de los procesados.

Los políticos y los banqueros se han aliado frente al mundo. En todo Occidente, desde 2008 hasta aquí, y el proceso no ha concluido, los gobiernos y los organismos supranacionales se han conjurado para que no caiga ningún banco. La derecha a costa de saneamientos costosísimos y de endeudar a Estado y particulares. La izquierda, solicitando una nacionalización de los bancos que aún sería más costosa. Por eso seguimos en crisis. España, por ejemplo, no habría necesitado tantos recortes si no nos hubiéramos empeñado en salvar a nuestros bancos en crisis.

¿Por qué han conseguido un consenso Pues por presión de los inversores, que son los que pierden en una crisis bancaria. No los ahorradores, sino los inversores.

¿Cuál es la solución La repetida. Dejar quebrar a los bancos quebrados, dejarlos en manos del juez, como cualquier otra empresa, asegurando los 100.000 euros por depositantes. Si alguien tiene 100.000 euros en depósitos, una vez cubiertas sus necesidades, es que llega perfectamente a fin de mes.

Pero hay otra doctrina, más de fondo, que conviene poner sobre la mesa. Lo que nos enseña esta crisis financiera es que hay que huir de los mercados financieros a cualquier precio. La bolsa no es nuestra salvación sino nuestra perdición. Si una vez cubiertas sus necesidades primarias le sobra dinero, no invierta sus ahorros ni en deuda pública ni en empresas cotizadas. Monte su propio negocio, capitalice a un emprendedor o a una empresa no cotizada ya en marcha o a una sociedad humanitaria. En definitiva, no invierta en los mercados, cree algo o ayude a crearlo. Y de paso, controle su inversión. En cuanto entre en el circuito bursátil, usted pierde todo control sobre su dinero. Y en cuanto entre en una gran sociedad, las cotizadas, también.

Eulogio López

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