No hay nada más parcial y sectario que incidir en la tragedia de unos para silenciar la misma tragedia que viven otros por iguales motivos y en las mismas condiciones. Es el caso de todas las minorías religiosas en Irak, sin excepción, con la salvaje locura del Estado Islámico.

Canta por peteneras, por tanto, la denuncia de Amnistía Internacional, de la que se hace eco este martes El País, sobre la violación y esclavismo de las mujeres yazidíes iraquíes, sin decir absolutamente nada -ni mencionar- que está pasando exactamente lo mismo con los cristianos. ¿O no hay cristianos en Irak, señores de Amnistía Internacional Irritante parcialidad.

Algunas cifras, casi de memoria, porque en Hispanidad hemos informado de ello desde la proclamación del califato en junio. De los 1,6 millones de cristianos iraquíes quedan en el país unos 300.000. Hay 120.000 refugiados en el Kurdistan iraquí. Este lunes, publicábamos una entrevista con Amel Nona, arzobispo católico-caldeo de Mosul, en la que  asegura que "si Occidente no hace los suficiente para acabar con el Estado Islámico, la situación para los cristianos será cada vez más peligrosa".

El mismo arzobispo, que reemplazó en el cargo al asesinado monseñor Paulos Faraj, dio detalles inquietante en una comparecencia pública en Madrid el viernes 20, en la que se unió personalmente a la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada, fundación de la Santa Sede.

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