Uno de los momentos más enternecedores de la celebración española fue cuando Álvaro (en la imagen), el hijo con síndrome de Down del técnico Vicente del Bosque, levantó la Copa de campeón del mundo. "Mi hijo me cambió la vida", ha afirmado en varias ocasiones.

Por todos era conocida la personalidad tranquila del seleccionador, tanto dentro como fuera del terreno de juego y su idea de estar siempre en un segundo plano. Pero lo que no todos saben de buena tinta es que la personalidad humilde y cálida del técnico español tiene una razón principal.

"Al principio fue muy duro, me decía por qué me va a tocar a mí y no a otro. Una situación así en casa te hace relativizar las cosas. Te hace más sensible. Nos da tranquilidad. Es una bendición para todos", dijo el técnico.

El deseo de prevenir que nazcan chiquillos con invalidez genética está llevando a un progresivo empleo del dictamen prenatal que, en caso de ser desfavorable, terminará en un aborto. Una muestra de ello es el testimonio que ha divulgado The Guardian. El periódico anglosajón dio a conocer los resultados de una investigación científica de la Universidad de Cambridge.

Algunos perciben estos datos como un apoyo a la independencia de la joven embarazada. Otros se preguntan si no estaremos utilizando el dictamen prenatal como parte de una maniobra de pesquisa y devastación de los imposibilitados físicos o mentales. ¿Qué valores son los que están en juego en el análisis genético anterior al nacimiento: el respeto a la existencia humana, tanto particular como colectiva, el respeto a los mortales incapacitados.

Por hiriente que resulte la pregunta, nos debemos interpelar: ¿Nos hemos empujado a una tarea de rastreo y aniquilación que busca la extinción de algunos grupos de mortales, como los aquejados con el síndrome Down, los que sufren dolencias cerebrales o físicas

Por otra parte conviene afirmar que nace una criatura con el síndrome Down por cada 800 partos, entre mujeres de 30 a 34 años. Lo monstruoso es que ya no nacen críos con el síndrome de Down, porque son destrozados cuando aún están recluidos en el seno materno.

"Mi madre acudió al médico en su segundo mes de embarazo. El médico decretó la interrupción del embarazo, pero mi madre se negó. Siete meses más tarde nací yo. Hoy, en 1824, en el Kärmerton de Viena, estreno mi novena sinfonía, mi canto personal a la alegría de vivir", afirmó Ludwig van Beethoven.

Clemente Ferrer

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