Un amigo se enfadó un tanto porque monseñor Cañizares, nuevo obispo de Valencia, envió una 'circular' pidiendo que la gente no se pase a la hora de darse la paz en las Eucaristías.

Digo, porque en algunas celebraciones, más que un deseo de paz parece que estamos ante una declaración de guerra. Creo que tiene razón (Cañizares, no mi amigo), lo que ocurre es que, con la que está cayendo uno pensaría que entre las faltas de respeto la Eucaristía está fuera de una cuestión casi menor

¿Ha pasado ya la crisis de la Iglesia No, se está agudizando
Álvaro del Portillo será beatificado el 27 de septiembre, en Madrid. El que fuera sucesor de San Josemaría como prelado del Opus Dei era un hombre especialmente sereno y poco vehemente (vamos que no se parecía a mí). En cierta ocasión, alguien se dirigió a él de la siguiente guisa, en referencia a la crisis de la Iglesia: "Esto parece que se arregla". A lo que don Álvaro, poco dado al tremendismo, respondió: "Esto no se arreglará hasta que no se trate mejor al Santísimo".   

Este es el eje. La crisis de la Iglesia, la crisis de verdad, no pasará hasta que no tratemos al Santísimo como se merece el Dios Encarnado, cuando recuperemos, entre otras cosas, el asombro eucarístico.

¿Estamos ya en ello No, todo lo contrario. Vivimos en el sacrilegio permanente. Ergo, la crisis no ha terminado. En mi opinión se está agudizando. Y de qué forma.

Eulogio López

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