Alexia González-Barros fue una chica que falleció a los 14 años por un tumor en la columna vertebral, en 1985. Actualmente en proceso de beatificación, la joven, una chica muy normal, demostró una gran fortaleza y presencia de ánimo durante su enfermedad: mantuvo la sonrisa e, impulsada por su honda piedad cristiana, ofrecía sus dolores por la Iglesia. Su figura inspiró Camino, de Javier Fesser, cinta que desfiguraba la historia real.

 

La cinta de Fesser intrigó al realizador procedente del campo de la animación Pedro Delgado (Puerta del tiempo), que se lanzó a reconstruir la historia auténtica en este documental.

Toda la cinta está narrada en primera persona por la voz supuesta de la propia protagonista, junto con Hugo, nombre que Alexia dio a su ángel de la guarda.

Delgado recorre los aspectos biográficos más interesantes de la vida de su protagonista, desde su nacimiento, ayudados por un abundante material audiovisual inédito, que muestra a Alexia riendo, con sus perros, etc., rodado por su propia familia en Súper 8, con un tomavistas de la época. La película incide de modo especial en que Alexia es una chica corriente, divertida e inteligente, y muestran sus dibujos infantiles, sus juegos y su afición al baile, o su Primera Comunión, que se celebró en Roma durante un viaje con fu familia con motivo de las bodas de plata del matrimonio, y que le permitió un feliz encuentro con Juan Pablo II.

A pesar de que el relato de la muerte prematura de una niña debe ser por fuerza triste, los autores del documental mantienen un tono positivo y esperanzador, e incluso arrancan sonrisas, gracias a los simpáticos diálogos de la niña con su ángel, y a los dibujos del realizador Pedro Delgado, algunos impagables, como el que muestra el plan de Alexia para acercarse al Papa. Se recogen también jugosos testimonios, que tienen a veces un valor de desagravio, al mostrar la realidad de personajes que tan mal parados quedaban en Camino.

Interesante para el público que desconozca la historia real, por su fidelidad a los hechos, e incluso para los no católicos, el filme también resulta recomendable para aquellos que ya estén familiarizados con el drama de esta niña.

Clemente Ferrer

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