Es lo que tiene la sociedad de la información en la que vivimos: provoca saturación informativa. Por eso, los políticos tienden hacia la demagogia. Y hoy, amortizado Zapatero, el Rey de la demagogia política es su sucesor en el Trono, Barack Obama.En su discurso del sábado, víspera del décimo aniversario del 11-S, Obama buscó, como hace siempre, la frase que pudiera convertirse en titular entre un número de palabras siempre creciente. Debe tratarse de una frase marmórea, que esconda, entre un cúmulo de medias verdades, una grandísima mentira. En este caso, la frase es: "Hoy EEUU es más fuerte y Al Qaeda está camino de ser derrotada", subrayó. El presidente de EEUU calificó la década transcurrida como un período 'difícil' que debe dar paso a una era de reconstrucción nacional y urgió a recuperar el espíritu de unidad del 2001".

¿Seguro?

Lo que ha pasado durante esta década, la primera del tercer milenio, es que George Bush comenzó una guerra perdida y desproporcionada en Afganistán y una guerra injusta y perdida en Irak. Utilizó el Ejército contra los terroristas, en lugar de inteligencia, Policía y diplomacia. Privatizó la seguridad militar y, en resumen, hizo que los principios homicidas de Al Qaeda se extendieran a la política de muchos países árabes. Tanto es así, que Al Qaeda, aunque un comando estadounidense matara a Ben Laden, es ahora más fuerte que nunca, porque ya no está representada por células ocultas de asesinos sino por gobiernos, algunos de ellos triunfantes en elecciones, y por sus ciudadanos. O sean que Ben Laden ha perdido pero el fanatismo islámico ha triunfado.

La persecución salvaje contra los cristianos en Pakistán o Nigeria, o los ataques de los nuevos demócratas egipcios contra la Embajada israelí en el Cairo son dos demostraciones palpables del monumental error de George Bush, un hombre que nunca entendió lo que significaba el 11-S.

¿Estados Unidos más fuerte, Occidente más fuerte? Desgraciadamente creo que no. Al Qaeda ha logrado dividir a la primera potencia mundial, que ha sembrado alianzas con regímenes antioccidentales, como Egipto y los insurgentes de Libia, a los que Occidente ha colocado en el poder. Y, pese a ellos, Occidente no ha dejado de sentir miedo. George Bush metió la pata hasta las corvas y Obama pretende convertir el fracaso en éxito. No, Al Qaeda no está abocada a la derrota, sino más fuerte que nunca, porque ha logrado imponer sus principios en una parte de la sociedad, mientras Occidente se encuentra más debilitado que nunca, con una crisis económica que no es sino crisis moral y con una falta de identidad (de identidad cristiana, naturalmente) que le ha puesto en situación de inferioridad frente a un Oriente panteísta y un islam fanatizado.

¿Dónde está la esperanza? Pues no en los misiles, para que Occidente vuelva a ser el mismo, es decir, un Occidente cristiano, que sólo recurre a la violencia cuando se trata de guerra defensiva, urgente y transitoria. Benedicto XVI lo ha explicado el pasado domingo en Ancona: "Dios debe volver a la sociedad de la que ha sido expulsado, o mejor, la sociedad debe volver a Cristo".

Fuera de los periodos bélicos, cuando resulta imposible evitar la lucha, Occidente debe imponer sus principios, que son los principios cristianos y su consecuencia: la defensa de los derechos del hombre, llamado a la libertad por su condición egregia de hijo de Dios. Trasladado a la acción política, eso supone que el hombre nunca es medio, siempre es fin último y que el objetivo no puede consistir en aniquilar al enemigo sino en transformarlo. Eso fue lo que hicieron los misioneros cristianos durante cuatro siglos de edad moderna y eso es lo que deberíamos hacer en el siglo XXI.

Eso sí, hay un pequeña diferencia entre Europa, por ejemplo España, y Estados Unidos. El golpe terrorista del 11 de septiembre de 2011 unió a Estados Unidos mientras el golpe terrorista del 11-M dividió a España. Ayer, Bush y Obama comparecían juntos y el presidente norteamericano, capaz de todo con tal de mantenerse en el poder, advertía, sin embargo, que a todos los norteamericanos les une la democracia. Nunca un político demócrata norteamericano pondrá en duda el carácter democrático del republicano ni éste de aquél. El PSOE, por el contrario, con Zapatero primero, ahora con Rubalcaba, no deja de acusar al PP de ultraderechista, es decir, de antidemocrático.

Eulogio López

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