Hacía falta un libro que resumiera uno de los fenómenos más silenciados de nuestro tiempo: la persecución religiosa en el mundo. Que no es religiosa, oiga, que es persecución a los cristianos. Lo ha escrito el periodista Fernando de Haro, en su libro, de reciente aparición, Cristianos y Leones.

De Haro, con un recuento bien documentado, ofrece los datos: hay 100 millones de cristianos perseguidos en el mundo, especialmente en China, India, Mundo islámico, Iberoamérica y África, y las víctimas suman 100.000 por año.

Mientras, en el Occidente cristiano, y en esta zona introduzcan a Iberoamérica,  los bienpensantes, es decir, la progresía, calla. No está bien visto. Podría poner en solfa los negocios con esos países perseguidores. El autor recuerda la frase de Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado norteamericana, sobre el caso chino. Ojo al dato: "Con Pekín podemos hablar de todo, también de derechos humanos, pero sin poner en riesgo nuestras relaciones económicas". ¿Lo cogen

Por lo demás, hay que distinguir entre dos tipos de persecuciones: la cruenta y la incruenta. Esta última es la occidental y consiste en reducir al silencio a los cristianos, bajo el principio de que "o eres católico o eres intelectual". Ambas cosas al mismo tiempo no es posible. Y si quieres medrar en política, en economía, en el mundo de la cultura o en el de la información, lo mejor es que ocultes tus convicciones cristianas y las reserves para tu casa, cuando no para el interior de tu conciencia.

Por su parte, entre la persecución violenta destaca hoy la violencia contra los cristianos por parte del islam. Comprendo que es la más llamativa pero no me parece la más peligrosa. La más peligrosa me parece la persecución contra los cristianos de tronco panteísta, especialmente en China y la India. Como decía Chesterton. Sólo hay dos opciones: cristianismo o panteísmo. El nacionalismo indio puede ser más peligroso que el fanatismo islámico. Tiene más consistencia teórica, y nada hay más práctico que una buena teoría.

Eulogio López

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