En esta semana ha comenzado un nuevo cuatrimestre universitario. Cambian las cosas en la Universidad, pero solo las poco importantes; antes, los profesores entregábamos a los alumnos el programa de la asignatura fotocopiado en papel, y desde lo del plan Bolonia colgamos en la red una guía docente. Pero lo importante sigue en vigor: dar las clases lo mejor que se pueda e investigar en el tiempo que nos dejan libre las obligaciones docentes. Esto no debe cambiar. La experiencia de tantos años subido a la tarima, me confirma que lo que hay que aprovechar de verdad es la primera clase, porque ese día no falta nadie. Vienen sobre todo para enterarse de los parciales y si éstos son liberatorios o no lo son; es decir, si de la materia aprobada ya no hay que examinarse al final. Así es que las cosas tampoco han cambiado mucho: los chicos de ahora son como éramos nosotros de alumnos. Y como en la primera clase están todos y después ya no se sabe, ese es el momento de comunicar esa enseñanza tan importante, que se contiene en esta frase: "Las cosas son lo que son". De todas mis clases esta es la que más éxito tiene y la que mejor aprovechan, porque ya decía San Juan Pablo II que a los jóvenes lo que les gusta es que les digan la verdad, por eso él les hablaba sin tapujos. Y no hay verdad más rotunda que afirmar que las cosas son lo que son. El santo Papa habló muy claro, muy al contrario de lo que me decía aquel aldeano sabio de Tudela:

  • ¡Ay Javierico! ¡Que parece que Dios nos hubiera dado la palabra para ocultar el pensamiento!

Y por desgracia ese es un síntoma de la crisis cultural y religiosa que padecemos, que ocultamos la verdad manipulando el lenguaje de manera que ahora hay que decir valores por virtudes; pareja por esposa o esposo; interrupción del embarazo por aborto; solidaridad por caridad; se ha ido por se ha muerto; ofensa por pecado; corrupto por ladrón; botellón por borrachera; mal menor por relativismo; aventura por adulterio; muerte digna por eutanasia; becario por explotado; diagnóstico preimplantacional por masacre de embriones; tercera edad por vejez…

ya decía San Juan Pablo II que a los jóvenes lo que les gusta es que les digan la verdad, por eso él les hablaba sin tapujos. Y no hay verdad más rotunda que afirmar que las cosas son lo que son.

Pues precisamente este lenguaje manipulado y manipulador está reñido con el oficio de historiador, que obliga a ser sobrio y a decir la verdad, aunque para ello haya que ir a contracorriente. Y precisamente eso es lo que intento hacer desde hace más treinta años, cuando me di cuenta que debajo de tanta calumnia y mentira se escondía un personaje de inmensa grandeza como es Sor Patrocinio. Durante todo este tiempo he recorrido muchos archivos en España y en Roma, que me han permitido editar un libro con cientos de notas que va a obligar a cambiar esa visión de las relaciones de Sor Patrocinio con Isabel II, que las presenta como las de una monja milagrera, embaucadora y política, protegida por una reina casquivana. La realidad que descubro en este libro, que se titula Vida Admirable, es mucho más interesante que la ficción: Sor Patrocinio nunca se metió en política y es una de las figuras más relevantes de la Iglesia en el siglo XIX.

ahora hay que decir valores por virtudes; pareja por esposa o esposo; interrupción del embarazo por aborto; solidaridad por caridad; se ha ido por se ha muerto; ofensa por pecado; corrupto por ladrón; botellón por borrachera; mal menor por relativismo; aventura por adulterio; muerte digna por eutanasia; becario por explotado; diagnóstico preimplantacional por masacre de embriones; tercera edad por vejez…

La vida de Sor Patrocinio (1811-1891) es reflejo de toda una época. El siglo XIX fue algo más que el desarrollo de la ideología liberal-progresista, que arrojó a una buena parte de la sociedad al fango del materialismo y del odio entre las clases sociales. Eso fue lo que algunos trataron de imponer a fuerza de sangre. Primero fue la guillotina de la Revolución Francesa, a la que siguieron en Europa los ciclos revolucionarios de 1820, 1830, 1848... Es verdad que el siglo XIX fue algo más, porque en medio de tanto sufrimiento se dejó notar la mano maternal de la Virgen María, manifestaciones que por supuesto son tan objeto de la historia como las revoluciones citadas anteriormente. En efecto, como en su momento señalara Pío XII, nuestra Edad Contemporánea puede denominarse con toda justicia la "Era de María", que comienza con las primeras manifestaciones extraordinarias de la Virgen en los invadidos Estados Pontificios por Napoleón, como ha descrito Vittorio Messori en un libro titulado Los ojos de María. A las revoluciones parisinas de 1830 les precede la primera aparición mariana moderna de la Santísima Virgen en la Rue du Bac. Allí, a una novicia, Catalina Labouré, se le apareció la Virgen para recomendarle como remedio de nuestros males la devoción de la Medalla Milagrosa. Y se suele citar, como continuación de la Rue du Bac, lo sucedido en la Salette, en Lourdes, en Fátima... Justo un año después de las apariciones de París tuvo lugar en Madrid una aparición de la Virgen, que en su momento fue reconocida por el Papa Gregorio XVI. En este caso también fue a una novicia jovencísima, Sor Patrocinio, que con el tiempo se convertiría en una de las grandes fundadoras de España, pues a lo largo de su vida estableció y reformó un total de 18 conventos de clausura, a los que añadía un colegio para niñas pobres. Sor Patrocinio es una de las pocas personas en la Historia de la Iglesia que recibió los estigmas de la Pasión, por eso es conocida también como la monja de las llagas. La secretaria de Sor Patrocinio, sor María Isabel de Jesús, escribió en su día una biografía que ha sido reeditada y anotada por mí, que se titula Vida Admirable . Es impresionante la información que contiene, y en todos estos años que me he ocupado de investigar la vida de Sor Patrocinio, todavía no he cogido a la autora de este libro en un solo renuncio. Todo lo que dice es verdad y cada línea del libro se puede probar con documentos, como se puede comprobar en las casi 300 notas que tiene el libro.

Sor Patrocinio es una de las pocas personas en la Historia de la Iglesia que recibió los estigmas de la Pasión, por eso es conocida también como la monja de las llagas.

La presentación  https://sorpatrocinio.es/2018/01/24/presentacion-del-libro-de-vida-admirable-editado-por-javier-paredes-18-i-2018/ del libro tuvo lugar en el monasterio de las religiosas Concepcionistas de la calle Blasco de Garay y fue para mí un acto muy emocionante. Las intervenciones de los que allí hablaron se grabaron en video y están en la red. Ver a todas las autoridades de las concepcionistas, sentirme acogido y querido por la Orden de la Concepción y por tantos amigos allí presentes y, sobre todo, notar en aquel acto la presencia maternal de la Virgen del Olvido, me impulsó a repetir en público mi promesa de que en los días que Dios me conceda solo investigaré la vida de mi muy querida y santa Madre Patrocinio. Javier Paredes javier@hispanidad.com