Este largometraje de terror nos llega desde Corea del Sur donde se ha convertido en todo un éxito de taquilla en su país, con más de once millones de espectadores. En el año 1968 el director George Romero estrenó La noche de los muertos vivientes y, desde entonces, muchos han sido los que se han interesado en narrar historias de zombis. Entre las mejores incursiones se citaba siempre 28 días después, de Danny Boyle, pero, sin duda, desde ahora también se mencionará Train to Busan, de Yeon Sang-Ho. Un ejecutivo, que ha dedicado poco tiempo a su familia, sube acompañado de su hijita a un tren rápido que cubre el trayecto entre Seúl y Busan. Esos 442 kilómetros se convertirán en una verdadera pesadilla cuando una infectada por un brote viral que le convierte en zombi se "cuela" a bordo. Los pasajeros deberán pelear por sus vidas. Bien dirigida, y de argumento interesante, no sólo se limita a un conjunto de terroríficas persecuciones por los pasillos del ferrocarril sino que posee un trama sólida desde el momento en que describe, en breves pero concisos trazos, la personalidad de los principales personajes a los que vemos luchar por su supervivencia: desde el padre que aprende a distinguir lo verdaderamente importante hasta el matrimonio que espera un hijo y cuyo marido da pruebas de un gran valor y solidaridad con sus semejantes. La película, que tiene el mérito de no aburrir nunca a pesar de su extenso metraje, añade un toque de denuncia a los experimentos científicos que, en muchas ocasiones, se saltan los límites de lo permitido sin olvidarse de denostar a los ciudadanos egoístas con los problemas que afectan a los demás. Para: Los que les guste el cine de terror con sentimientos. Imprescindible para los seguidores del subgénero de zombis Juana Samanes