Las cifras de este largometraje, la primera película realizada al óleo de la Historia del cine, marean: 65.000 fotogramas animados fueron pintados, uno a uno, por cientos de artistas de todo el mundo. El resultado es una experiencia cinematográfica inexcusable para cualquier aficionado al arte. La acción arranca en el verano de 1891 en Francia. El joven Armand recibe una carta de su padre, el cartero Joseph Roulin, para entregarla en mano en París al hermano de su amigo Vincent Van Gogh. Pero en París no hay rastro de Theo. Es decir, no estamos ante una película documental, sino ante un filme donde cobran vida los cuadros de Van Gogh al recorrer la vida y la figura del pintor a través de las cartas que escribía a su hermano menor. Tan interesante como la propia película es su proceso de creación. Inicialmente fue rodada con actores, en sets construidos con la apariencia real de los cuadros del pintor para después ser pintada a mano en lienzos por pintores profesionales de todo el mundo. El proceso de animación posterior consigue que las interpretaciones de los actores se integren perfectamente en el cuadro mientras que la apariencia de unidad en la historia se logra mediante 31 cuadros representados parcialmente y otros 94 con un aspecto muy cercano al original que consiguen acercarnos a uno de los genios del arte. Para: Cualquier aficionado a la belleza y al arte que esté abierto a experimentos visuales Juana Samanes