Basada en una novela corta: Mal de Piedras, de Milena Agus, logró convertirse en todo un best seller en Francia e Italia. La búsqueda del amor verdadero de la protagonista de esta historia, Gabrielle, la conecta con otras "sufridoras" románticas como Madame Bovary. Años 50. Francia.  Gabrielle vive en un pequeño pueblo en la Provenza francesa y es un verdadero quebradero para sus padres. Tanto es así que conciertan su matrimonio con José, un granjero español honrado, pues creen que hará de ella una mujer respetable. Pero Gabrielle no lo ama y su comportamiento con él es frío y maleducado. Durante su estancia en un balneario en los Alpes, para curarse una dolencia renal,  Gabrielle conoce a André, un teniente herido de la guerra de Indochina, que cree es el hombre de su vida. Historia de "amor fou" de la que podría extraerse como moraleja que la insatisfacción personal viene propiciada, muchas veces, porque no apreciamos lo que tenemos sino lo que anhelamos, algo peligroso en el terreno afectivo. En esa línea, Gabrielle llega a provocar antipatía por su comportamiento errático, por su forma de dar vueltas solo a sus deseos, de hecho su personalidad en ningún momento resulta  atractiva a pesar de que la autora parezca justificarlo todo por ese toque soterrado de locura que impregna muchas de sus actuaciones. En imágenes lo traslada en una trama excesivamente llena de detalles, muy preciosista, que llega a hacerse pesada aunque, en el último cuarto de la película, el giro argumental justifica un poco el desarrollo anterior cuando explica lo que realmente es el verdadero amor. En una actuación magistral, la actriz Marion Cottillard vuelve a demostrar que es única interpretando cualquier personaje: posee auténtica "luz" en pantalla y es lo mejor de esta propuesta cinematográfica que, como en la novela en la que está basada, contiene escenas de alto voltaje sexual, algunas injustificadas. Para: Los admiradores de Marion Cotillard que la volverán a encontrar maravillosa en este trabajo Juana Samanes