Inspirada en hechos reales, Adam Schumann es un joven militar que regresa a su hogar tras cumplir con su servicio en el ejército norteamericano en Irak. Pero su llegada no será fácil porque él, como sus compañeros, padecen síntomas post traumáticos debido a la tensión que vivieron. Ya en el cine clásico encontramos ejemplos de películas que nos recuerdan la complicada adaptación a la vida civil de soldados llegados del frente de batalla, sin duda la más famosa es la oscarizada Los mejores años de nuestra vida, de William Wyler (1946). Por tanto, en ese aspecto argumental Deber cumplido no es novedoso pero resulta revulsivo para las conciencias por la forma de estar narrada y porque intuimos que los que sufren son jóvenes con pocos recursos económicos, de extracción social baja, a quien alistarse en el ejército estadounidense. Sea el cuerpo que sea, es la única solución para mejorar sus condiciones de vida. Con dirección y guión de Jason Hall, conocido por su trabajo en El francotirador, este drama hiperrealista  cuenta  con un excelente pulso narrativo, de tal forma que las vicisitudes de esos tres jóvenes, con síntomas postraumáticos, provocan mucha compasión, pero también las de sus familias y los seres que les quieren que afrontan como pueden una situación para la que pocos están preparados. Para: Los que entiendan que pocos seres humanos quedan indemnes psíquicamente tras luchar en una guerra y tener que matar a otros seres humanos Juana Samanes